Opinión Por: Joan Leyba Mejía

Joan Leyba Mejia

Hemos sido constantes en la opinión de que Danilo Medina, como figura política y eje fundamental de un conjunto de fuerzas internas y externas que giran  en torno al gobierno y al PLD, tiene cerradas las posibilidades de acudir a un proceso electoral en el período electoral venidero. Y que, de intentarlo, suscitará el descalabro total de un liderazgo que pende entre los escándalos de corrupción, la impunidad, la inseguridad ciudadana, el colapso del sistema de salud, la baja calidad educativa y la falta de un sistema de garantías sociales.

El danilismo, tampoco ha podido cuajar, dentro de sus estructuras, un proyecto político revestido de solidez, que garantice la continuidad de ese grupo al mando y dirección del Ejecutivo, y que detenga el aparente crecimiento entre las bases del antiguo “maestro, líder y guía” del partido de Bosch. Situación que los ha obligado a replantear en varias ocasiones las estrategias para enfrentar a Leonel, sin la necesidad de la utilización burda de los recursos públicos.

El presidente, “Dispuesto a pagar el precio que haga falta por servir a nuestra Patria”, tiene prisa. Y de no actuar conforme demanda la situación, pudiera, dentro de las remotas posibilidades, existir una brecha por la que se cuele el León, si no se ajusta la estrategia y se reformula la táctica. Trazando una línea perceptiva que haga factible la aparición de un delfín, que pueda calar en corto tiempo, tanto dentro, como fuera de las filas moradas y que sea capaz de aplastar al menor costo político, al ungido de Villa Juana.

Los nombres que se habían barajado dentro de las filas moradas, cuyo propósito es suceder en mando al santo barón de San Juan de la Maguana, hasta la fecha parecían no contar con un conjunto de elementos fácticos que provocaran una reacción mediática, que sacara de contexto el esquema político actual.

La salida de la Margarita de forma cuasi inesperada y su intención de optar por la candidatura del oficialismo, le pone los huevos a cheles a su consorte y alivia el camino a Danilo, notablemente decidido «a lo que sea» para cerrar definitivamente el camino a su predecesor.  Margarita, a pesar de ser bien valorada, no cuenta con una estructura política ni económica que sustenten con trabajo y recursos sus aspiraciones. Pero de ser asumida por el gobierno, sería el elemento decisivo para derrocar a Leonel y obligarlo a apoyar las estructuras que no ceden en su afán de ordeñar la teta pública.

A la vice, le generaba ciertas desventajas el hecho de ser la compañera de habitación de Fernández. Y su incapacidad para articular un discurso concreto. Sin embargo, unida a las pretensiones de la gendarmería danilista, es la vía más expedita para destruir a Leonel y desarticular cualquier tipo de acción, dirigida por éste, contra las apetencias de un sector del Partido de la Liberación, que empeñaría su alma con el propósito de seguir sacando el jugo al Presupuesto Nacional.

El escenario político cambia drásticamente con el anuncio de Cedeño de Fernández. Y más que ser una solución a los conflictos que tienen en vilo a los dueños del país, aviva una crisis entre los sectores en pugna. También agrega un ingrediente nuevo al escenario en que se vierten las diferencias de los caudillos del partido que fundó el Profesor. Demostrando que la política, no solo divide a los compañeros, sino que, cuando los intereses se cruzan, se pierde hasta el deseo de mantener compacta a la familia.