CONFERENCIA

Banco Central de la República Dominicana

Celebración de los actos conmemorativos del LXXIV Aniversario del BCRD

DISCURSO

Discurso del gobernador, Héctor Valdez Albizu, en el septuagésimo cuarto aniversario del Banco Central de la República Dominicana

22 de octubre de 2021

En ocasión de los 74 años de vida del Banco Central de la República Dominicana, organismo creado en 1947 como la única institución emisora del país y la principal depositaria de su soberanía monetaria y financiera, como es costumbre en cada aniversario de nuestra institución, comparezco ante ustedes, familia bancentraliana, con sentimientos de profunda emoción y orgullo, para presentarles la evolución reciente de la economía dominicana y sus perspectivas, destacando los logros alcanzados en la lucha por superar los efectos económicos y de salud provocados por la pandemia.

Constituye para mí un gran honor y motivo de infinita gratitud dirigir un banco central reconocido, local e internacionalmente, como una institución de alta credibilidad, comprometida con la estabilidad y el desarrollo del país. Para el cumplimiento de su misión, el banco central cuenta con un capital humano excepcional que, apoyado en una infraestructura tecnológica de vanguardia, realiza día a día un trabajo tesonero con altos estándares de calidad y apegado a principios éticos innegociables.

Permítanme aprovechar esta oportunidad, para reiterar mi más profundo agradecimiento al Excelentísimo Señor presidente de la República Luis Abinader, quien me honró con su confianza para continuar al frente de la conducción de las políticas monetaria, cambiaria y financiera del país en uno de los momentos más difíciles de toda la historia económica dominicana. Valoro grandemente el apoyo incondicional que el presidente ha brindado a nuestro banco central en esta coyuntura de grandes retos.

De igual forma, en esta ardua tarea de afrontar el impacto del coronavirus en nuestra economía, ha sido esencial el respaldo de los honorables miembros de la Junta Monetaria, así como de todos los funcionarios y empleados del banco central que, como dije anteriormente, demuestran responsabilidad y excelencia en el desempeño de sus funciones.

Quiero en este momento, de manera muy especial, expresar que los años de intenso trabajo al frente de esta institución han sido posible gracias a la solidaridad y al amor recibido de mi familia. Agradezco a Dios por haberme dado una compañera como mi amada esposa Fior, quien siempre ha estado presente sin tomar en cuenta el tiempo precioso que mis labores restan a la dinámica familiar, ayudándome a mantener una fe inquebrantable en el Todopoderoso aun en las circunstancias más difíciles. Doy gracias también a mis queridos hijos Héctor Manuel y Begoña, a mi adorada madre y a mis hermanos, quienes siempre me han brindado su comprensión y apoyo en las situaciones más apremiantes de mi vida personal y laboral.

Amigos y amigas, me gustaría iniciar mis palabras con unas reflexiones sobre el entorno internacional, explicando el gran desafío que ha significado para los bancos centrales y los gobiernos de los países, la propagación del COVID-19.

ENTORNO INTERNACIONAL
Luego de dieciocho meses de esfuerzos mancomunados entre los sectores público y privado, la economía mundial ha entrado en una fase de franca recuperación, especialmente en aquellos países donde los planes de vacunación han permitido la reapertura de las principales actividades económicas. En su más reciente informe sobre las Perspectivas Económicas Globales (WEO, por sus siglas en inglés), el Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta un crecimiento interanual de la economía mundial de 5.9% para 2021, una notable recuperación después de haberse contraído 3.1% en el año 2020.

Una gran parte de este crecimiento se explica por el desempeño de las economías industrializadas. En ese tenor, Estados Unidos de América, nuestro principal socio comercial, crecería 6.0% en 2021, como resultado de un eficiente programa de vacunación y de la aplicación de amplios estímulos monetarios y fiscales. En tanto, los países de la Zona Euro han restaurado su crecimiento a medida que han flexibilizado las políticas de contención. Según el FMI, este bloque de países alcanzaría un crecimiento de 5.0% en 2021, recuperando una gran parte del -6.3 % del pasado año.

Las economías emergentes más dinámicas también han estado inmersas en un proceso de recuperación. En esa línea, el FMI proyecta un crecimiento de 6.3% para América Latina, sustentado en la reactivación del consumo privado y en mejores términos de intercambio para las economías más grandes de la región. Un punto a destacar en el informe del FMI es que República Dominicana estaría, una vez más, entre las economías de mayor crecimiento pronosticando una expansión del PIB real de 9.5 % durante 2021.

No obstante este dinamismo, persisten riesgos importantes en el entorno global asociados a la propagación de nuevas variantes del virus, a mayores precios de las materias primas y a las trabas en las cadenas de suministros del comercio mundial. Estos elementos han moderado ligeramente los pronósticos de crecimiento, a la vez que han aumentado la inflación, tanto en economías desarrolladas como emergentes.

Una buena noticia es que expertos de los organismos internacionales coinciden en que el aumento de la inflación provocado por las distorsiones de la oferta mundial es transitorio y se irá moderando en la medida que la actividad productiva se libere de los “cuellos de botella” generados por la crisis del coronavirus. En lo personal, puedo decirles que la semana pasada participé en varias reuniones virtuales con gobernadores de bancos centrales, organizadas por el FMI y el Centro de Estudios Monetarios de Latinoamérica (CEMLA), y pude constatar de primera mano que existe un consenso entre banqueros centrales sobre el carácter temporal de las presiones inflacionarias provenientes del entorno global.

POLITICA MONETARIA Y FINANCIERA
En el ámbito nacional, la recuperación económica ha sido más rápida de lo previsto, en gran medida, por el plan de estímulo monetario puesto en marcha por el banco central desde el inicio de la pandemia. Dicho plan redujo la tasa de política monetaria en 150 puntos básicos hasta un mínimo histórico de 3.0% anual, a la vez que estrechó el corredor de tasas, reduciendo la overnight a 2.5%. Asimismo, se otorgaron facilidades de liquidez a las entidades financieras por RD$215 mil millones (5.0% del PIB), quienes a su vez colocaron unos 92,000 préstamos a empresas y hogares a tasas bajas, en la mayoría de los casos en torno a 8.0%.

Como resultado de estas medidas, el promedio ponderado de las tasas de interés de los préstamos de la banca múltiple se redujo en 400 puntos básicos, al pasar de 13.28% previo a la pandemia a 9.33% en el pasado mes de septiembre. Esta reducción influyó en un crecimiento de 10% interanual al cierre de septiembre del crédito privado en moneda nacional, más que duplicando la expansión promedio de esta variable en América Latina.

Como ha ocurrido en gran parte de las economías, la inflación dominicana, que en términos acumulados se ubicó en 5.88% en enero-septiembre, también se ha visto afectada por el choque de oferta global, particularmente por mayores precios del petróleo y por el aumento de los costos de fletes relacionado con la escasez de contenedores. En efecto, el precio de referencia global de transportar un contenedor pasó de unos 2 mil dólares antes de la pandemia a más de 10 mil dólares en la actualidad. Asimismo, los precios de insumos importados utilizados en la producción local han crecido significativamente durante el último año, destacándose el petróleo (102%), el maíz (32.5%), el trigo (17.7%) y la soya (16.3%), entre otros.

De igual manera, los costos de producción del sector construcción han sido impactados por el aumento de los precios internacionales de ciertos insumos y materiales, como es el caso del clinker utilizado en la producción de cemento, el acero que es parte importante de las estructuras metálicas y la madera que, además de servir como apoyo al levantamiento de las edificaciones, cumple el rol de aislante térmico.

Las presiones externas han tenido sus mayores efectos en la inflación de los grupos alimentos y transporte, que representan más del 60% de la variación de precios del último año. En adición, República Dominicana fue afectada por la llamada fiebre porcina que generó un efecto sustitución, incrementando los precios del pollo y otros productos cárnicos, cuyos costos ya reflejaban el aumento de las materias primas importadas.

Por todo lo anterior, es injusto señalar que la inflación actual se origina en temas monetarios o fiscales, cuando existe clara evidencia de que responde a un choque de oferta que ha generado un problema mundial, a la vez que ha sido influenciada por una coyuntura específica en el sector agropecuario.

Como mencioné anteriormente la inflación acumulada al mes de septiembre del presente año es de 5.88%, sin embargo, la inflación interanual, es decir de los últimos doce meses, se ha desacelerado pasando de 10.48% en mayo de este año a 7.74% en septiembre. El sistema de pronóstico del banco central indica que la inflación continuaría convergiendo gradualmente al rango meta de 4% ± 1% durante 2022. Adicionalmente, las expectativas de los agentes económicos se encuentran ancladas al objetivo de inflación, permitiendo mantener condiciones monetarias acomodaticias hasta tanto se consolide la recuperación económica y del mercado laboral.

En la medida en que se han logrado avances importantes en la producción y el empleo, el banco central, al igual que sus pares de la región, ha iniciado el retiro ordenado del estímulo monetario. En ese sentido, a partir de agosto 2021, los recursos otorgados mediante distintas facilidades de liquidez han estado retornando a la institución monetaria, en la medida que se amortizan los préstamos concedidos por medio de estos instrumentos. Hasta la fecha se han recuperado unos RD$50 mil millones.

Adicionalmente, a partir de abril, se inició un proceso de desmonte gradual del tratamiento regulatorio especial que se concedió a las entidades financieras que, entre otras medidas, incluía el congelamiento de provisiones y de las calificaciones crediticias de los deudores al nivel previo a la pandemia.

Este proceso de normalización financiera se adopta en un momento en que, conforme cifras de la Superintendencia de Bancos, el sistema financiero consolidado mantiene una solvencia de 22.3%, muy superior al 10% requerido por la actual normativa y al 8.0% del estándar de Basilea. Asimismo, la rentabilidad sobre el patrimonio (ROE) se sitúa en 21.2% y la rentabilidad sobre los activos (ROA) en 2.3%, mientras el coeficiente de morosidad se ubica en 1.5%. Por otra parte, la banca múltiple, que representa el 87.9% de los activos del sistema, registró una solvencia de 19.8%, un ROE de 23.4%, un ROA de 2.3% y una morosidad de apenas 1.4%, con provisiones que cubren un 337.8% de su cartera vencida.

SECTOR REAL
Quiero en estos momentos, compartir algunas primicias sobre la evolución de la actividad económica. Sin duda alguna, la economía dominicana ha mostrado gran resiliencia y ha logrado sortear los efectos económicos del COVID-19 con políticas de apoyo de carácter monetario y fiscal y la voluntad, decisión y esfuerzo del presidente Luis Abinader dirigidas a reactivar la producción y a proteger el ingreso de los hogares.

En efecto, me complace anunciar al país que, conforme cifras preliminares, en enero-septiembre el producto interno bruto (PIB) real creció 12.7 % con respecto al mismo periodo del año pasado. Este resultado es consistente con variaciones interanuales del PIB trimestral de 3.1% en enero-marzo, 25.4% en abril-junio y 11.4% en julio-septiembre. El notable desempeño de los primeros nueve meses del año consolida la proyección de que República Dominicana logrará una expansión de dos dígitos al finalizar el año 2021, es decir de 10% o más, ubicando al país nuevamente como una de las economías de mayor crecimiento en América Latina.

Al igual que en alocuciones anteriores, quiero ser enfático en subrayar que este crecimiento no constituye un simple rebote estadístico, sino una reactivación importante con respecto a los niveles de previos al COVID-19. Para ilustrar este punto, se procede a comparar el índice del volumen de producción del IMAE de septiembre de 2019 el cual fue de 173.3 con el de septiembre de 2021 que subió a 181.0, obteniéndose un crecimiento de 4.4 % en relación a la pre-pandemia, una verdadera proeza dado el choque de salud que afectó a la economía. De manera particular en términos anualizados, el IMAE de septiembre de 2021 aumentó 10.6 %. De hecho, si se compara el producto real acumulado en 2021 con el de 2019, la economía dominicana ha crecido 3.6 %, un logro destacable en un momento en que unos diez países de América Latina presentan crecimiento negativo o de cero en relación con el periodo pre-COVID-19.

Las actividades económicas que lideraron el desempeño en términos de valor agregado en el periodo enero-septiembre fueron: Hoteles, bares y restaurantes (31.8 %); construcción (30.0 %); manufactura de zonas francas (24.2 %); transporte y almacenamiento (13.7 %); manufactura local (11.5 %); comercio (11.1 %); y explotación de minas y canteras (6.9 %).

Como ha venido ocurriendo en meses anteriores, la construcción volvió a ser la actividad de mayor incidencia en el crecimiento, representando casi un 80% de la formación bruta de capital fijo.

En otro orden, la manufactura local ha sido determinante en la trayectoria de recuperación, tanto por su importante participación en el PIB como por ser uno de los principales generadores de empleos formales en el país. En cuanto a la manufactura de zonas francas, la actividad recuperó el 100% de los empleos suspendidos a raíz del confinamiento, creciendo 24.2% interanual en enero-septiembre 2021.

El sector comercio también se benefició de un incremento en la demanda, como resultado de la flexibilización del confinamiento orientado a mitigar la propagación del coronavirus. Asimismo, las facilidades crediticias del banco central a través de los intermediarios financieros impulsaron la producción y distribución de bienes agropecuarios y manufacturados, contribuyendo al crecimiento del comercio.

Un resultado sorprendente es que el turismo se ha recuperado más rápido de lo previsto, recibiendo más de 3.3 millones de visitantes no residentes en enero-septiembre. Solo en septiembre, los pasajeros no residentes que ingresaron al país se incrementaron en 12.9% con respecto a los visitantes recibidos en igual mes de 2019. Este desempeño permite proyectar que la llegada de no residentes superaría los 4.8 millones en 2021. Los avances del sector no hubiesen sido posibles sin la efectiva política de promoción del Ministerio de Turismo y el exitoso proceso de inoculación que ha contado con una excelente labor del Gabinete de Salud dirigido con extraordinaria eficiencia por la vicepresidenta, Raquel Peña, lográndose vacunar con al menos dos dosis más del 61% de la población adulta y con una dosis un 75% de dicha población.

MERCADO LABORAL
Ahora me referiré a la evolución reciente del mercado laboral dominicano, basándome en los resultados preliminares de la Encuesta Nacional Continua de Fuerza de Trabajo (ENCFT). Este instrumento estadístico es reconocido internacionalmente como el más efectivo para dar seguimiento al mercado laboral, ya que los indicadores relevantes se obtienen de las directrices de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) e incluyen tanto empleos formales públicos y privados, como empleos informales.

De acuerdo a esta encuesta, la ocupación total alcanzó 4,598,409 en julio-septiembre 2021, lo cual implica que en términos netos representó un 97.5 % de la ocupación total de octubre-diciembre 2019, es decir, de la pre-pandemia. En términos interanuales, la ocupación total aumentó en 302,958 para un crecimiento de 7.05 % con respecto a julio-septiembre de 2020. Asimismo, la tasa de desocupación abierta, indicador oficial de desempleo bajó de 7.6% en abril-junio de 2021 a 6.8 % en julio-septiembre, una reducción de 0.8 puntos porcentuales.

La tendencia hacia la regularización del mercado laboral también se observa en los registros administrativos de la Tesorería de la Seguridad Social (TSS). Dichos registros muestran que, en el caso de los asalariados formales del sector privado, la ocupación se ha recuperado prácticamente en su totalidad con respecto a febrero de 2020. Resulta oportuno puntualizar que la cantidad de ocupados de la TSS siempre será menor a la ocupación total que arroje la Encuesta Nacional Continua de Fuerza de Trabajo, ya que esta última incluye el empleo informal, además de los asalariados formales inscritos en la TSS.

SECTOR EXTERNO
Estimados amigos, ahora pasemos al análisis de los principales indicadores del sector externo. Cifras preliminares de la balanza de pagos indican que el déficit de cuenta corriente fue de US$1,743.3 millones en enero-septiembre de 2021, como resultado de un aumento de la factura petrolera de US$1,437.0 millones y de un crecimiento superior a 34.0% de las importaciones no petroleras. La buena noticia es que la inversión extranjera directa (IED) alcanzó US$2,337.3 millones, monto que supera ampliamente el déficit de cuenta corriente.

De igual manera, las exportaciones totales ascendieron a US$9,199.1 millones en enero-septiembre, creciendo 23.3% con respecto a igual periodo de 2020 y 11.1 % en relación con 2019. Dentro de las exportaciones nacionales, se destacan las mineras que crecieron 17.3 % interanual, impulsadas por el ferroníquel (75.0%) y el oro (6.3 %). Las exportaciones de zonas francas alcanzaron US$5,315.5 millones para una expansión interanual de 25.1 %.

Otra información relevante proveniente del sector externo, es que los ingresos por turismo se ubicaron en US$3,826.2 millones, 90.2% por encima del registro de enero-septiembre del pasado año. Asimismo, durante los primeros nueve meses del año, las remesas alcanzaron US$7,861.3 millones, 34.4% más que en enero-septiembre de 2020 y 48.5% por encima de igual periodo de 2019.

El flujo de divisas proveniente de las distintas actividades externas ha contribuido a la estabilidad relativa del tipo de cambio hasta el punto de que al cierre de septiembre el peso dominicano se había apreciado en 3.4 %, contrario a lo ocurrido en la mayoría de los países de la región. A su vez, las reservas internacionales lograron cifras históricas al situarse en US$12,932.4 millones en septiembre, monto equivalente a 7.4 meses de importaciones y a 14.1% del producto interno bruto, superando las métricas sugeridas por el FMI.

En cuanto a las perspectivas del sector externo, se espera que el déficit de cuenta corriente se sitúe por debajo de 2.0% del PIB para el cierre del presente año. Ese déficit estaría financiado 1.6 veces por la inversión extranjera directa, que se estima superaría los US$3,000 millones en 2021.

SISTEMAS DE PAGOS, CIBERSEGURIDAD Y CAMBIO CLIMATICO
Permítanme referirme brevemente al rol proactivo que ha jugado el banco central en materia de las innovaciones que combinan la tecnología y las finanzas. En ese sentido, contamos con uno de los sistemas de pagos más modernos de la región, el cual jugó un rol importante durante la crisis, al registrar un crecimiento interanual promedio de 48% en los pagos liquidados en el sistema LBTR.

Del mismo modo, se ha seguido avanzando en los temas de inclusión financiera apoyados en la tecnología, en los pagos digitales y en la educación financiera. Reconocemos que esto implica retos de ciberseguridad, por lo que contamos con un centro de respuesta a incidentes que da seguimiento a eventos que podrían afectar tanto al banco central como a las instituciones financieras participantes del sistema.

Recientemente, anunciamos la creación de un Hub de Innovación Financiera que, con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y de las superintendencias de bancos, pensiones, mercado de valores y seguros, potenciaría las iniciativas privadas en esta materia, fomentando su factibilidad y sostenibilidad.

Por otro lado, conscientes de que el país se encuentra en una de las zonas geográficas del mundo más vulnerables a eventos climáticos extremos, el banco central, como miembro del Consejo Nacional para el Cambio Climático, ha avanzado en la realización de estudios sobre el impacto económico de este fenómeno en nuestro país, en la evaluación de políticas de financiamiento verde y en la elaboración de estadísticas medioambientales. Estos avances están en línea con la promoción de un crecimiento más verde e inclusivo.

Sobre este tema, quisiera anunciarles que el BCRD ha solicitado formalmente su ingreso a la Red de Bancos Centrales y Supervisores para Enverdecer el Sistema Financiero, principal foro mundial para incentivar las finanzas verdes y hacer recomendaciones para mitigar el cambio climático. Esta iniciativa, junto a otros acercamientos con instituciones como el Banco Mundial, permitirán acelerar los avances en esta materia.

Reflexiones Finales
Estimados amigos, quiero iniciar mis reflexiones finales con una cita de la dinámica presidenta del Banco Central Europeo, Madame Cristine Lagarde, quien refiriéndose a los efectos de la pandemia sobre la economía mundial dijo “estuvimos parados en un lado de un río inmenso de incertidumbre y privaciones; Ahora, por fin, ya podemos ver el otro lado del río”.

Sin duda, la antigua directora gerente del FMI se refería al hecho de que después de dieciocho meses de una crisis sanitaria de magnitud histórica, el mundo camina hacia una recuperación de la que debemos salir más fortalecidos y mejor equipados para afrontar nuevos retos, sin dejar de aprovechar las lecciones aprendidas.

Tengan la certeza, estimados amigos que, a pesar de los logros alcanzados, en el banco central no bajaremos la guardia y nos mantendremos atentos a los riesgos que aún prevalecen en la economía mundial. Estamos más que preparados para reaccionar ante cualquier choque que amenace la estabilidad. v
Como país, debemos estar preparados para el desafío que representa las secuelas económicas y sociales que dejará la pandemia. No podemos olvidar a los sectores de la sociedad que han sido golpeados más fuertemente. Por el contrario, tal y como hicimos durante la parte más álgida de la pandemia con los programas sociales orientados a preservar empleos y mitigar las pérdidas de ingreso, debemos tenderle la mano a quienes más lo necesitan.

Cierro esta alocución recordándoles a todos los dominicanos y dominicanas que el destino del país está en las manos de cada uno de nosotros. Somos una comunidad trabajadora que cada día se esfuerza por construir un mundo mejor. Hemos hecho de esta tierra una fuerza indoblegable, resiliente, que se levanta con ímpetu frente a las más grandes adversidades. Miremos al futuro con optimismo y con fe en el Creador. Tengamos presente la advertencia que hace años nos hiciera el gran Jorge Luis Borges: “el futuro no es lo que va a pasar sino lo que vamos a hacer”.

Muchas gracias.


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