REFLEXIÓN CRISTIANA | LA PALABRA DE HOY | FE Y ORACIÓN
Es imposible evitar momentos difíciles, pero el sufrimiento es una opción. Si decides sufrir, matas los sueños que Dios ha puesto dentro de ti.
En el libro de Jueces, capítulo 6, la biblia nos muestra un momento en que el pueblo de Israel pasaba tiempos difíciles. El pueblo de Israel empobrecía por causa de los madianitas, quienes destruían su cosecha.
Dios llama a Gedeón para libertar al pueblo de Israel de la opresión, refiriéndose a él como un varón esforzado y valiente. Sin embargo, Gedeón no podía recibir estas palabras, por el estado de sufrimiento en el que se encontraba.
Gedeón hizo dos preguntas, que son las mismas que tú necesitas eliminar de tu vida, para que tus sueños se hagan realidad. Gedeón preguntó: ¿Por qué nos ha sobrevenido este mal? Y: ¿Por qué Dios nos ha desamparado y nos ha entregado a este problema?
Cuando una persona decide sufrir, lo primero que hace es separarse de Dios porque, para esa persona, el primer culpable de sus circunstancias es Dios. Nos envolvemos en los problemas y en las dificultades, para después preguntarnos – como Gedeón – por qué nos ha sobrevenido esto, y por qué Dios nos ha desamparado.
La respuesta de Dios a Gedeón fue decirle que fuera con su fuerza y, de esta manera, salvaría a su pueblo de los madianitas; y añadió: ¿No te envío yo?
¿Respondió Dios las dos preguntas de Gedeón? No. Gedeón había preguntado a Dios por qué le había sobrevenido todo ese mal, y por qué Dios les había desamparado.
A veces quisiéramos que Dios se sentara con nosotros y nos dijera por qué nos han pasado ciertas cosas, pero si Dios se sentara a explicarte por qué tú has pasado por lo que has pasado, ¿de qué te serviría? De nada.
Por eso es que Dios no le responde a Gedeón.
El problema de Gedeón era que se había amargado igual que el pueblo por lo que estaban pasando. Estaban sufriendo en su corazón, porque estaban recordando lo que Dios hizo por sus padres, en vez de creer por lo que Dios iba a hacer por ellos.
Los que sufren son aquellos que se sienten desamparados por Dios y que viven del recuerdo de lo que Dios hizo con otros, en vez de creer que Dios lo puede hacer con ellos.
Si la pregunta que te estás haciendo hoy es por qué te ha sobrevenido todo esto, no hay respuesta, y no hay respuesta porque no la necesitas.
Lo único que necesitas saber es que Dios vino a tu encuentro y te dijo que prosigas hacia delante.
La pregunta que tú tienes que contestar es quién te está enviando. Por eso es que Dios le dice a Gedeón: ¿No te envío yo?
Gedeón se levantó, y con trescientos hombres, tuvo la victoria más grande que el pueblo de Israel haya tenido.
El dolor no se puede evitar, pero el sufrimiento es una opción. El sufrimiento es tu decisión.
Decide dejar de sufrir.
Cada cosa que Dios haga por ti, disfrútala al máximo. Y cuando venga un dolor, llora. Pero Pablo decía que no debemos llorar como los que no tienen esperanza. No hay nada malo en llorar, pero una cosa es llorar con esperanza, y otra cosa es llorar sin esperanza.
Dios ha estado contigo aún en medio de tus situaciones.
En vez de convertir tu dolor en sufrimiento, decide mantenerte agarrado de las promesas de Dios, no vaya a ser que, ya estando cerca del cumplimiento, pierdas la oportunidad de ver cumplido el sueño de Dios, por renunciar unos segundos antes de tiempo.
Que tengas un excelente y próspero inicio de fin de semana. Vamos por más por el poder del acuerdo en el nombre de Jesús.
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