Advertisement

Evangelio de Hoy Domingo 1 de Septiembre de 2019

«Eclesiástico, 3» 

17 «Haz, hijo, tus obras con dulzura, así serás amado por el acepto a Dios. 18.Cuanto más grande seas, más debes humillarte, y ante el Señor hallarás gracia. 20.Pues grande es el poderío del Señor, y por los humildes es glorificado. 21.No busques lo que te sobrepasa, ni lo que excede tus fuerzas trates de escrutar. 22.Lo que se te encomienda, eso medita, que no te es menester lo que está oculto. 23.En lo que excede a tus obras no te fatigues, pues más de lo que alcanza la inteligencia humana se te ha mostrado ya. 24.Que a muchos descaminaron sus prejuicios, una falsa ilusión extravió sus pensamientos. 26.El corazón obstinado en mal acaba, y el que ama el peligro caerá en él. 27.El corazón obstinado se carga de fatigas, el pecador acumula pecado tras pecado. 28.Para la adversidad del orgulloso no hay remedio, pues la planta del mal ha echado en él raíces. 29.El corazón del prudente medita los enigmas. un oído que le escuche es el anhelo del sabio. 30.El agua apaga el fuego llameante, la limosma perdona los pecados. 31.Quien con favor responde prepara el porvenir, el día de su caída encontrará un apoyo.» 

Los convidados a las bodas

Observando cómo escogían los primeros asientos a la mesa, refirió a los convidados una parábola, diciéndoles:

Cuando fueres convidado por alguno a bodas, no te sientes en el primer lugar, no sea que otro más distinguido que tú esté convidado por él,

y viniendo el que te convidó a ti y a él, te diga: Da lugar a éste; y entonces comiences con vergüenza a ocupar el último lugar.

10 Mas cuando fueres convidado, ve y siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te convidó, te diga: Amigo, sube más arriba; entonces tendrás gloria delante de los que se sientan contigo a la mesa.

11 Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido.

12 Dijo también al que le había convidado: Cuando hagas comida o cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos; no sea que ellos a su vez te vuelvan a convidar, y seas recompensado.

13 Mas cuando hagas banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos;

14 y serás bienaventurado; porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos.

«Pidamos al Señor la gracia de ser pequeños y humildes de corazón para ser grandes en la vida y ante la bendición de Dios. Humildad de corazón y confianza total en nuestro creador»

______________________

Padre Carlos Yepes


Eclesiástico, 3 – Bíblia Católica Online

Advertisement