Por Jhonatan Liriano
La relevancia de Marcha Verde
Compromiso Ciudadano: continuidad de la vocación mayoritaria de Marcha Verde
Nadie pone en duda la relevancia de Marcha Verde dentro del actual escenario político. Es el movimiento social más importante de lo que va de siglo en República Dominicana.
Quienes participamos en su animación desde la primera semana de enero del 2017 sabemos que en su surgimiento y desarrollo ha tenido una vocación mayoritaria, de unidad de los más diversos sectores que aspiran a poner fin al actual régimen de corrupción e impunidad imperante en nuestro país. El respaldo de sus iniciativas por parte casi el 100% de la ciudadanía no es fortuito. Es fruto de una clara intencionalidad correspondida con acciones planificadas y generadoras de confianza.
Sabemos, por ejemplo, que en las asambleas de Marcha Verde quienes participan más activamente han sido o son en mayoría militantes políticos o dirigentes de partidos del sistema. Incluso, parte importante de quienes asisten en representación de sectores sociales organizados representan la visión y el deseo de cambio de partidos políticos de los diferentes ámbitos del espectro ideológico. Los ciudadanos y ciudadanas “independientes” han sido y son minoría dentro de nuestras “estructuras” asamblearias.
Pero para evitar que la bandera de un partido u otro se impusiera y levantara con intenciones oportunistas y utilitaristas, y para no arrastrar con los altos niveles de desconfianza constatados en el sistema partidario dominicano, desde el primer día decidimos bajar todas las banderas particulares y levantar una bandera común, una bandera verde de esperanza y del fin de la impunidad, propuesta por la entonces Comisión de Comunicación de la Asamblea del Distrito Nacional.
Esta unidad en la diversidad construida por activistas contra la corrupción, partidos, movimientos políticos alternativos, gremios, organizaciones sin fines de lucro y personas independientes se ha mantenido por casi dos años porque ningún sector ha impuesto su visión particular por encima del objetivo común: el fin de la impunidad. Incluso, en los espacios de Marcha Verde se ha decidido oportunamente que la forma y el fondo del discurso del movimiento se corresponda con la sensibilidad del sector poblacional más asiduo a las marchas (clase media) y no con la tradición o la visión programática de los activistas más asiduos a las asambleas. Hemos animado y articulado Marcha Verde colocando a la ciudadanía por encima de los intereses de las estructuras orgánicas del movimiento. Esta decisión inteligente y unitaria ha sido clave para superar el sectarismo, las competencias por pequeñeces y otros graves errores del pasado.
Obviamente, el esfuerzo de mantener a Marcha Verde en sintonía constante con la parte del país más sensible a sus convocatorias se combina constantemente con el trabajo estratégico para aumentar la presencia del colectivo y de su consigna en los llamados sectores populares. De esta forma, tratando siempre de mantener la base social alcanzada y trabajando para integrar a todos los dominicanos y dominicanas que apoyan el fin de la impunidad, un conjunto de hombres y mujeres de las diferentes provincias del país han dedicado inmensos esfuerzos por cuidar y expandir la vocación mayoritaria de Marcha Verde. Con mucha prudencia, y con una clara consciencia de que nuestros activistas y militantes desde sus propias individualidades y discursos son solo animadores de Marcha Verde, hemos abrazado la bandera verde de la unidad en cada paso.
Ejercer el poder conquistado
El Compromiso Ciudadano por el Fin de la Impunidad es una nueva iniciativa de vocación mayoritaria de Marcha Verde. Va más allá de las visiones particulares de los animadores del movimiento y, como las marchas, la Llama Verde, el Libro Verde, los conversaos y el Campamento de la Resistencia, invita a participar a personas de las más diversas convicciones y clases sociales. Se trata de un documento diseñado a partir de consultas a diversos sectores y a las asambleas municipales del movimiento. Y tiene el objetivo de articular, sumar, organizar, movilizar la mayor cantidad de voluntades alrededor de transformaciones estructurales que contribuirían a alcanzar el fin de la impunidad.
El documento es una herramienta para abrir conversación en cada casa, en cada barrio, en los centros comerciales, en las guaguas, en los medios de comunicación y en las redes sociales de todo el país y la diáspora sobre problema de la corrupción y la impunidad. Es una gran excusa para visitar los barrios populares y las torres de metrópolis; para hacer pedagogía popular en el campo más apartado, en los parques municipales.
Desarrollar la iniciativa del Compromiso Ciudadano no es tarea fácil, porque amerita salir de la casa y dejar el activismo digital para ir donde la gente, convencerla y provocar la suficiente confianza como para firmar un documento que requiere nombre, apellido y cédula. Esa tarea es mucho más difícil que gritar nuestras consignas en la calle, levantar una pancarta o exigir con estridencia que de un momento para el otro se desmorone todo el régimen de corrupción encabezado por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
La apuesta del Compromiso Ciudadano contiene en sí la fórmula más poderosa para construir poder de cambio: creación y articulación conciencias en la diversidad. Mientras más ciudadanos y sectores firmen el Compromiso, más cerebros y corazones habrán sido alcanzados, movilizados y articulados por el mensaje de Marcha Verde.
Condicionar la coyuntura electoral con el discurso y las propuestas verdes
Esta ha sido la dinámica concebida para la firma del Compromiso Ciudadano por el Fin de la Impunidad: la continuidad de la vocación mayoritaria de Marcha Verde. Y precisamente por esta dinámica se ha propuesto y decidido que, después de los ciudadanos, las ciudadanas y las organizaciones sociales, se permita la firma del Compromiso a los partidos políticos. La idea no es entregarle esas firmas a ningún partido o bloque de partidos del sistema, ni condicionar el discurso del movimiento a los requerimientos de una u otra fuerza política, ni señalar para fines electorales a un partido o grupo de partidos específicos. Eso sería imposible. Marcha Verde no pertenece a aparatos partidarios de ninguna ideología. Ni siquiera pertenece a quienes conformamos sus asambleas o espacios de coordinación. Marcha Verde es una expresión mayoritaria del pueblo dominicano en el marco del reclamo del Fin de la Impunidad. Nadie del movimiento sabe cuál sería el resultado de tratar de llevar la estructura orgánica fuera del tema de la corrupción y la impunidad. Intentar un giro sería atrevido y tentador, pero al mismo tiempo, sin lugar a dudas, una aventura de las más comunes en la historia política dominicana.
En su condición de fuerza social hegemónica, ratificada en el levantamiento de grandes cantidades de firmas ciudadanas, con el Compromiso Marcha Verde pondría sobre la mesa propuestas de transformaciones institucionales innegociables, y que las directivas de los partidos estarían obligadas a asumir públicamente ante un pueblo más consciente y movilizado que nunca.
La firma del Compromiso Ciudadano no significa una transferencia de las prácticas y la desconfianza de los partidos a la Marcha Verde. Es al revés. Sería una imposición de la visión de la Marcha Verde a las estructuras partidarias que se atrevan a firmar el documento, porque el contenido está diseñado para que organizaciones comprometidas con la corrupción y la impunidad ni se acerquen al Compromiso. Un partido con presencia en el Congreso, por ejemplo, debe hacer que todos sus legisladores renuncien al cofrecito o al barrilito antes o inmediatamente después de firmar el documento. De lo contrario no tendría ningún significado ni valor su firma. La Coordinación de Marcha Verde también podrá tomar decisiones para evitar que liderazgos y partidos abiertamente comprometidos con el actual régimen de corrupción e impunidad traten de limpiarse con la iniciativa del movimiento.
En conclusión, el Compromiso Ciudadano es una continuidad de la política de Marcha Verde de articular voluntades de los más diversos sectores alrededor de la lucha por el Fin de la Impunidad. Es una decisión inteligente y oportuna, porque conociendo el gran peso que tiene el momento electoral en la población dominicana y en el debate público nacional, es una responsabilidad hacer el mayor esfuerzo para incidir y tratar de marcar la coyuntura con la visión y la propuesta de Marcha Verde. No hacerlo, aislarse de la realidad que de forma activa o pasiva vivirán millones de dominicanos y dominicanas en los próximos meses (incluyendo a todos los y las activistas verdes pertenecientes a partidos políticos), sería reeditar gratuitamente errores y fracasos del pasado reciente. La política no se trata de aislarse de la realidad por miedo a ser contaminado por ella. La política se trata de participar de la realidad para transformarla y darle un sentido específico. Y ese precisamente es el objetivo del Compromiso Ciudadano por el Fin de la Impunidad.
Así que asumamos con entusiasmo este nuevo proceso y apostemos a levantar la herramienta más poderosa de Marcha Verde: la unidad en la diversidad.
Fuente El Caribe