OPINION POR ACENTO: La libertad de Jean Alain Rodríguez

La Sociedad dominicana necesita curar heridas de la inveterada impunidad de que han gozado los delincuentes de cuello blanco.

El caso de corrupción Medusa no ha concluido.

Confiamos en que este año será definitivo para que se conozcan de las consecuencias para quienes sean hallados culpables de los delitos de corrupción.

El magistrado Amauri Martínez, juez del Tercer Juzgado de la Instrucción del Distrito Nacional, ordenó el cese de la prisión preventiva del exprocurador Jean Alain Rodríguez, principal acusado en el caso de corrupción llamado Medusa.

El juez consideró que, conforme al principio de legalidad y de acuerdo con lo previsto en los artículos 241.3 y 370.2 del Código Procesal Penal, se procedió a dejar a Jean Alain Rodríguez en libertad, en razón a haberse vencido el plazo máximo previsto por la ley concerniente a los 18 meses de prisión preventiva. El acusado se hallaba en prisión preventiva desde el 8 de julio del 2021.

Ahora, en libertad condicional, el exprocurador tendrá que cumplir con otras medidas que coerción, que incluyen el pago de una garantía económica, portar de manera permanente un dispositivo de control electrónico y mantenerse dentro de su vivienda.

Como todo ciudadano, el acusado Jean Alain Rodríguez debe gozar de la protección de sus derechos, siempre de acuerdo con el debido proceso.

Es necesario recordar que la libertad condicional no significa ganancia de descargo para  un acusado, como tampoco la prisión preventiva equivale a una condena.

El descargo o la condena son el resultado de un juicio de fondo, que en este caso no se ha llevado a cabo todavía.

Confiamos en que este año será definitivo para que se conozcan de las consecuencias para quienes sean hallados culpables de los delitos de corrupción.

El caso de corrupción Medusa no ha concluido.

Se trata de uno de los casos más completos, por el número de pruebas, 3 mil, contenidas en más de 12 mil páginas; con más de 50 acusados, con tipos penales que incluyen lavado de activos, estafa al Estado, el desfalco, asociación de malhechores, con sus agravantes.

No vale tirar la toalla y pensar que se ha perdido esta batalla en la lucha contra la corrupción.

Es necesario recordar que varios de los coacusados en el caso Medusa han aceptado colaborar con el Ministerio Público, y habrán de aportar confesiones, informaciones y  pruebas de cargo.

Confiamos en que este año será definitivo para que se conozcan de las consecuencias para quienes sean hallados culpables de los delitos de corrupción.

La sociedad dominicana necesita curar las heridas de la inveterada impunidad de que han gozado los delincuentes de cuello blanco.

El caso de corrupción Medusa no ha concluido. Se trata de uno de los casos más completos.

REFLEXION.- TODO CLARO


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