Por Franklin Puello
Iniciamos el año 2020 con la triste noticia de tres mujeres asesinadas por sus parejas, en diferentes circunstancias que nos deben llevar a una profunda reflexión.
¿En qué hemos o estamos fallando como sociedad o como seres humanos?
Nos lamentamos de que más de 70 mujeres hoy son registros de los feminicidios, con el frío balance de que la cantidad es mejor o mayor que el año anterior, cuando realmente esos números deben conmovernos a movilizar a todos los sectores en una redefinición de nuestro sistema educativo y las normas sociales que nos rigen, mientras los resultados evidencian que existen fallos graves en el enfoque y en las políticas aplicadas desde el Estado.
Creo, consciente de mi visión ante la problemática, que se debe enfocar la solución a largo plazo en la educación de nuestros niños en los niveles iniciales de las escuelas, ya que solo así podremos insertar a nuevos seres humanos a la sociedad, lo que tendría que ir acompañado de seguimiento permanente a las familias, con formación efectiva a los padres, principalmente aquellos menores de edad que forman familias a destiempo y sin las condiciones sociales ni económicas necesarias.
Solo en las escuelas podremos nuevamente fomentar los valores entre nuestros niños, con una clara diferenciación de los roles tanto en las familias como en la sociedad. Cuestiono que en los centros docentes no se imparta con el énfasis del pasado la enseñanza de la asignatura de Moral y Cívica, así como las manualidades diferenciales para los varones y las hembras, mucho menos se enseña el respeto entre los estudiantes.
Creo que mirando nuevamente hacia el reenfoque en las escuelas se podría evitar, por igual, que nuestros jóvenes deserten a mitad del camino, lo que tiene una incidencia negativa en la posibilidad de que las familias permanezcan en la pobreza o por debajo de este nivel social.
Tenemos que volcarnos a orientar a nuestros jóvenes sobre la etapa más adecuada para asumir la responsabilidad de una unión sentimental y sobre los compromisos que se asumen con los embarazos a destiempo y en momentos cuando no están las prioridades satisfechas, de acuerdo al desarrollo adquirido en el transcurso de la vida.
Los dominicanos hemos perdido el respeto a la vida y a los derechos de los demás, por lo que todos somos responsables del deterioro moral que nos abate con las consecuencias negativas de números fríos.
Necesariamente tenemos que asumir un pacto contra la violencia con compromisos de todos los sectores, pero hay que mirar hacia la enseñanza en nuestros niños, enfocada en valores humanos que fortalezcan las familias.
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Fuente El Dia