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República Dominicana es hoy un faro de estabilidad democrática en la región latinoamericana que de manera preocupante sigue siendo golpeada por la polarización, la demagogia y el extremismo, con todo el daño que esto representa para la institucionalidad. Sin embargo, esto nunca debe ser motivo para auto-aplausos complacientes, sino más bien auto-exigencia crítica, recordando que no siempre fue así puesto que tenemos un historial caótico propio. 

En su primer siglo de fundada, nuestra nación tuvo cincuenta gobiernos, promedio de uno cada 1.7 años, treinta guerras civiles, promedio de una cada 2.9 años y 28 constituciones, promedio de una cada tres años. Ese pasado tan inestable hace aún más admirable nuestra capacidad de consenso y también hace más importante tener consciencia de lo que esto significa para una agenda desarrollista.  
 
En el mes de diciembre de 2022, probablemente la principal noticia política en el vecindario continental fue el fallido intento de autogolpe de Estado en Perú que intentaba imitar la exitosa experiencia de abril de 1992. 

Hace 117 años, los dominicanos también vivimos un diciembre marcado por un intento de golpe desde el Poder Ejecutivo, precisamente en la noche buena de 1905, liderado por el presidente Carlos Morales Languasco. La meta era remover del gobierno a aquellos leales a Horacio Vásquez y también al vicepresidente Ramón “Mon” Cáceres junto con todos sus seguidores.  
 
La razón de esta ruptura en el oficialismo tenía su explicación en el origen mismo de la alianza gobernante pues aunque el ex sacerdote Morales había sido inicialmente diputado partidario de Juan Isidro Jimenes, es decir “Bolo”, ascendió al poder tomado de la mano por los horacistas, popularmente conocidos como “Coludos” o “Rabuces”.  La violenta lucha entre estos bandos marcó el inicio del siglo XX, estallando de manera formal cuando el vicepresidente Vásquez derrocó a Jimenes en 1902.  
 
El caudillo mocano, cuyo nombre seguiría ligado a momentos clave del país durante muchos años posteriores, sólo pudo gobernar 10 meses hasta caer en 1903 debido a una profunda crisis económica. Alejandro Woss y Gil lo sucedió en la Jefatura de Estado y Gobierno tras ganar elecciones como candidato único pero si en su anterior mandato pudo durar dos años entre 1985-1987, esta vez duró lo que un embarazo, siendo derrocado nueve meses más tarde por Morales Languasco quien fungía como gobernador de Puerto Plata, jurando entonces como presidente provisional y convocando a elecciones para enero 1904. 

Cuando todo indicaba que Jimenes sería el seguro ganador, sus rivales horacistas prefirieron pactar con el puertoplateño, a quien le ofrecen proclamarlo como su candidato, lo cual acepta y lleva a Cáceres como compañero de fórmula.  
 
La táctica electoral fue motivo de otra guerra, llamada de la Desunión, pero el palo estaba dado y en el colegio electoral el binomio Morales-Cáceres quedó con 413 de 428 votos. Seguido de esto, en apenas cinco meses se logró vencer a los insurrectos por lo que parecía que todo marchaba viento en popa, pero esa felicidad duró muy poco debido a divergencias de índole burocrática y jerárquica. La mayoría de ministros en el gabinete eran fieles a Vásquez y a Mon antes que al Presidente, quien decía sentirse como un preso de confianza dentro de su propia administración, llegando esto a oídos jimenistas para una reconciliación con fines golpistas.

El 24 de diciembre estaba supuesto a ser el día que desde Haina iniciaría la gesta para expulsar a la otra facción gubernamental, pero a Morales Languasco no le fue acorde con lo esperado pues por un lado, solo llegó una fracción de los hombres que necesitaba y por otro, los rivales internos se habían enterado de la trama por lo que fracasó rápidamente. Al desatarse una violenta lucha, el Presidente intentó escapar del lugar, rompiéndose una pierna en medio del caos, motivo por el cual se cree le perdonaron la vida sus otrora aliados. Estos le permitieron exiliarse fuera del país a cambio de una renuncia formal para así dotar de mayor legalidad al gobierno de Mon Cáceres como sucesor sin ruptura constitucional, prolongándose hasta su asesinato en 1911.  
 
Ese no fue el final absoluto de Morales Languasco pues intentó derrocar al régimen posteriormente sin éxito y después cumplió funciones diplomáticas como Ministro Plenipotenciario en varios países, falleciendo en 1914. De manera errada se ha repetido muchas veces que el ingeniero Carlos Morales Troncoso, vicepresidente de la República entre 1986-1994, era bisnieto o nieto de su tocayo Presidente, sobre lo cual quien esto escribe conversó con el difunto Canciller en una ocasión. 

Este aclaró que el puertoplateño era pariente lejano de su abuelo paterno, pero que la razón real de por qué llevaba ese nombre se debía a que el Presidente Manuel de Jesús Troncoso, su abuelo materno, había sido secretario privado del Carlos de inicio del siglo XX.

ListinDiario

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