Iglesia Cristiana Casa De Zion con el Apostol Jhonnie Martínez
La tercera razón bíblica por la cual es imposible que tú fracases es que tú eres un predestinado. Has sido predestinado por Dios para la gloria, para la victoria. No eres prisionero de las casualidades, ni las circunstancias, sino del destino que Dios tiene para ti.
Predestinar tiene varias connotaciones. Una de ellas es ser marcado para algo. Dios ha puesto una marca en tu vida, en tu corazón, de la que no te puedes escapar. Predestinar implica, además, dos conceptos de tiempo. Alguien prevé el futuro, y asigna lo que ha de ocurrir con aquello que tiene en su mano hoy. Y cuando llega el tiempo del cumplimiento, se activa eso que ha sido determinado de antemano.

Es la combinación de tiempo y palabra lo que desata lo que se había predestinado.
Llegas al tiempo y ocasión de lo que Dios había predestinado para ti, cuando se unen tu tiempo natural y el tiempo eterno de Dios. Es en esa unión, donde las cosas sobrenaturales ocurren. Cuando llegas a ese momento, todo comienza a desatarse, todo fluye, todo se acomoda. Se abre un espacio sobrenatural que tú no habías experimentado, pero es ese el espacio en que se desata todo aquello que había sido predestinado.
Dios preestableció un tiempo, hizo una marca en un espacio de tiempo. Tú naciste en el tiempo en el que Dios había predestinado que tú nacieras. Mientras vas caminando, Dios comienza a desatar cosas en tu vida, experiencias sobrenaturales. Si no entendemos esto, vivimos una vida de suerte, y no de destino.
Una cosa es ser prisionero del destino, y otra, ser prisionero de las casualidades.
Tú no debes ser un prisionero de las casualidades, ni de la suerte. Debes ser prisionero de destino. Debes ver dónde vas a estar, para que los eventos que vivas no te aten, porque conoces tu destino de antemano.
Una cosa es hacer lo mejor con lo que la vida te trae, y otra es saber para dónde vas y esperar que Dios haga lo mejor con lo que trajo la vida.
El prisionero de la suerte, y de las casualidades, trata de hacer la mejor jugada que pueda con las fichas que le tocaron. Una persona atada por destino, también recibe fichas; la diferencia es que la persona a la que Dios le ha mostrado su final, no es ella tratando de hacer lo mejor que puede con su vida, sino que acepta lo que viene en la vida como parte del plan perfecto de Dios, para lo que Dios ha establecido.
La persona que está atada por la suerte es aquella que piensa en que hay otros que están peor, y que ha hecho lo mejor que han podido con lo que tiene. Es una persona que lo que ha hecho es conformarse.
No seas de los que se conforman. Decide hoy entender que has sido predestinado, que hay un tiempo predestinado para tu vida, y que todo lo que tienes que hacer es llegar a ese tiempo. Con paciencia y fe se heredan las promesas de Dios. Que tengas un excelente y próspero día.
Vamos por más por el poder del acuerdo en el nombre de Jesús.
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