Opinión
La estrategia: Ciudadano honesto, usted, mire para otro lado.
¿Pan y Circo ? Alerta, Maniobras de distracción versus temas medulares de la nación
Panem et circenses (literalmente «pan y circo») es una locución latina peyorativa de uso actual que describe la práctica de un gobierno que, para mantener tranquila a la población u ocultar hechos controvertidos, provee a las masas de alimento y entretenimiento de baja calidad y con criterios asistencialistas. La distracción política consiste en inventar un caso o darle exagerada repercusión a algún hecho realmente ocurrido pero sin connotaciones políticas de amplio alcance, con el propósito de apartar la atención del público de un asunto que el gobierno quiere ocultar o amortiguar.
Una estrategia
La sociedad dominicana, todos como representantes de un conglomerado debemos saber excluir, separar, aislar, identificar los temas que sin dejar de ser importantes, constituyen maniobras de distracción del gobierno. Finalidad: guiar a la población al terreno que al gobierno le interesa, alejándonos de la realidad importante que verdaderamente debe interesarnos, debemos discutir, y exigir solucionar.
Si caemos
Cuando la sociedad cede ante las maniobras cayendo en la trampa de la distracción, se le da al gobierno una de sus más valiosas piezas, tiempo, mismo que le permite ajustar sus planes, estrategias organizarlos, y hasta iniciarlos, sin encontrar obstáculos, cuando el conglomerado social se da cuenta el daño ya está hecho. Este es un gobierno que no se caracteriza por la consulta pública, en el los legisladores responden a intereses muy personales, de un grupo que mantiene capturado el estado dominicano.
Veamos las implicaciones de la Distracción Política como estrategia
La Distracción Política
Cuando el niño insiste en meter los dedos en el enchufe y no sirve de nada explicarle que deje de hacerlo porque puede morir electrocutado y tampoco sirve amenazarlo con severas penitencias, entonces queda un solo recurso: distraerlo.
Se lo lleva a pasear, se le entrega un juguete, se le señala algo que ocurre a su alrededor que le pueda interesar o se le relata un cuento. El asunto es retirar la atención que el niño tiene puesta en ese malhadado enchufe y enfocarla en otra cosa capaz de atraerlo.
Con eso el niño se distrae y el asunto ?enchufe? sale de su radio de visibilidad psicológica. No es que el enchufe deje de ser interesante para él (esos dos agujeritos tentadores, con su fondo ignoto y obscuro, hechos como a la medida de sus deditos…). No es eso, sino que su atención está en otra parte. Y como la atención es la puerta del conocimiento y éste del apetito volitivo, el niño se aleja de aquel enchufe. Sus padres han logrado su objeto: el niño se olvida del eléctrico peligro.
Los gobernantes suelen tratar a los pueblos como a niños.
Esto ocurre principalmente por dos razones: 1) Salvo los casos excepcionales en que un pueblo ha alcanzado a realizar la famosa definición de ¿pueblo? dada por Pio XII en su discurso de la Navidad de 1944, los pueblos modernos son masas sin organización social auténtica. Esto les impide tener ¿conciencia de su propia responsabilidad y de sus propias convicciones? siendo fácil juguete de impresiones provocadas por manipuladores y demagogos y susceptibles de ser tratados sin respeto a su razón.
2) Los malos gobiernos (que son lo normal en estos días) se proponen habitualmente objetivos injustos, tales como destruir costumbres venerables, imponer leyes inequitativas, promover favoritismos aberrantes u ocultar fechorías de todo tipo. Esto no se puede explicar abiertamente. Para lograr esos objetivos los gobiernos recurren a la distracción infantil de sus propios pueblos.
Los emperadores romanos recomendaban entretener al pueblo con ¿pan y circo?.
Maquiavelo consideraba ésta como una práctica altamente recomendable. Pero ni los emperadores romanos ni el cínico florentino se imaginaban los medios con que contarían sus discipulos de los siglos XX y XXI: televisión, diarios, radios y otros medios de difusión. La capacidad de distraer ha crecido enormemente. En este siglo se puede convertir a un Hitler en un salvador de la Patria, como ocurrió en la década del 30 en Alemania o se puede disfrazar a un mamut maléfico de manso cordero democrático, como se hizo con el partido comunista soviético en la ¿perestroika? de los 80.
Tanto el pan como el circo poseen una amplia variedad en su expresión moderna
La distracción política consiste en inventar un caso o darle exagerada repercusión a algún hecho realmente ocurrido pero sin connotaciones políticas de amplio alcance, con el propósito de apartar la atención del público de un asunto que el gobierno quiere ocultar o amortiguar.
Una maniobra distractiva es usada para eclipsar verdaderos problemas de gran envergadura, guiando a la opinión pública a otros temas más sutiles, pero no menos difusos. Esto incluye sacrificar a uno de los suyos , en algunas ocasiones, todo por el bien de la causa del grupo empresarial gobernante.
Fuente
La Redacción