Opinión Por Nelson Espinal Báez
En política los objetivos no se encuentran, se definen y nunca se pierden de vista. Que el PLD se divida no es un objetivo, es un medio. Además, usted no puede plantearse un objetivo que sus contrarios puedan redefinir ni que su ejecución usted no pueda controlar.
Plantear desde el PRM la rehabilitación del presidente Danilo Medina es intentar repetir lo que el PLD hizo con el PRD a través del “Pacto de las Corbatas Azules”. En efecto, una de las peores negociaciones política de un partido en oposición representado por el Ing. Miguel Vargas, quien ingenuamente concertó con el presidente Leonel Fernández la reforma constitucional del 2010, que, entre muchos elementos positivos de dicha reforma, también traía un regalo envenenado para Vargas y para el propio PLD: La rehabilitación del Hipólito Mejía dentro de su partido y la habilitación de Fernández, posterior al termino de su mandato del 2012.
La firma de ese pacto, mayo 2009, fue un momento de gloria fatua para el sector de Vargas en el PRD. La sociedad dominicana igualmente estuvo obnubilada con su protagonismo. Recuerdo a un grupo de empresarios con quien almorzaba ese día afirmar “ya Miguel es presidente de la República” y mi respuesta fue “ya Miguel no será presidente de la República”. Algunos me entendieron, otros me dieron la razón el 6 de marzo del 2011, cuando en la Convención del PRD, Hipólito se impuso a Vargas.
La verdad histórica es que Vargas sí quería ser presidente de la república y pensaba que con ese pacto avanzaba a sus objetivos. No calculó la capacidad de maniobra de sus contrarios. Su ingenuidad política y mala asesoría lo llevaron a ese pacto. Es a partir de estas nuevas circunstancias que converso con la Dra. Milagros Ortiz Bosch sobre la necesidad de crear una Mesa de Unidad y Concertación al PRD, la cual gestionamos exitosamente junto al Dr. Hugo Tolentino Dipp, logrando concertar, entre otros temas, la ruta crítica del partido hasta la indicada Convención del PRD de marzo del 2011, cuyos resultados fueron, efectivamente, a favor de Mejía. Y ante la crisis post convención coordinamos la mediación junto al expresidente de Panamá Martín Torrijos y el exsenador Tony Rivera, hermano y pariente de Vargas y Mejía, logrando en esta ocasión un acuerdo mínimo: que Vargas le levantara las manos a Mejía.
Intentar rehabilitar a Danilo Medina es intentar darle al PLD de su propia medicina. Pero la estrategia no es biunívoca. Lo que funciona para uno en determinadas circunstancias, no necesariamente funciona para el otro de manera inversa y en circunstancias distintas. Hay variables. En la estrategia intervienen las matemáticas, pero los resultados no son exactamente matemáticos.
Para comenzar, el PRM no está en el poder y la capacidad de influir en los resultados internos del PLD no se asemejan a la capacidad de influencia que tenía este sobre el PRD. La relación de poder PLD – PRM /Oposición es muy superior a favor del primero. Igualmente, la fuente de poder del PRM/Oposición no está, exclusivamente, en lo que pueda o no influir con una parte del PLD, sino en lo que pueda influir para conseguir el voto de la gente, que no quiere reforma constitucional ni quiere más tensiones ni soluciones nacionales por los conflictos del PLD. La gente quiere que se resuelvan los problemas básicos.
En política los objetivos no se encuentran, se definen y nunca se pierden de vista. Que el PLD se divida no es un objetivo, es un medio. Además, usted no puede plantearse un objetivo que sus contrarios puedan redefinir ni que su ejecución usted no pueda controlar.
El “Pacto de las Corbatas Azules” se dio para auspiciar una reforma constitucional lejana del fragor electoral, bien consultada con la sociedad dominicana, impulsada por el propio Fernández y aceptada por la oposición. La parte correspondiente a dicho pacto fue evidentemente un truco político para llevarse de encuentro al PRD, pero todos los demás aspectos de dicha reforma constitucional fueron ponderados con tiempo y rigor. En los momentos actuales, sería una reforma coyuntural auspiciada para beneficiar a Medina, pactada sin corbatas con la oposición y en medio del fragor electoral. El mismo trato en circunstancias distintas con similares actores, la misma correlación de fuerza, la misma incoherencia e ingenuidad y los mismos perdedores: el país.
Lo que conviene es no tocar la constitución y que los tres dirigentes con vocación caudillista, Leonel, Hipólito y Danilo terminen su ciclo histórico prohijando líderes con vocación de estadista.
Fuente Diario Libre