Orientación política – Ciudadana
Segunda entrega
10 cualidades que te hacen un gran líder, dirigente, ciudadano empoderado o muy buen gobernante.
Ser un buen ser humano, honesto, transparente, íntegro, leal, responsable, con visión, proyectos y propósitos que benefician al conglomerado y a los mas vulnerables, que habla y se expresa con alto respeto, con expresiones que suman y no restan, que promueve la paz y unidad con sus opiniones, expresa empatía con todos, con gran vocación de servicio y amor, con grandes valores como simiente; estas virtudes son y siempre serán el mármol para moldear al buen líder
Existen rasgos y características que definen e identifican a los buenos y eficaces líderes. Todas de gran relevancia, y de gran valor, ya que a la hora de tomar decisiones, las mismas guiaran por la mejor de las sendas, ayudando a tomar las decisiones correctas en momentos cruciales. Estas características no son excluyentes, pero sí de las más relevantes. Cualidades todas imprescindibles para un liderazgo político.
1. La credibilidad.
En nuestros días es la cualidad más importante para un líder. El descrédito actual que vive la clase política sólo podrá superarse gracias a ella.
La credibilidad es básica en las relaciones humanas. Es el resultado de la honestidad, la congruencia y la rectitud, virtudes que todos deseamos ver en nosotros y en quienes nos rodean. La credibilidad es también el cimiento del liderazgo. Quien aspira a influir en los demás, a convencer a la gente para seguir un rumbo, a alcanzar una meta en común, debe ser confiable y por lo tanto creíble.
La Credibilidad es aquella característica de determinadas cosas que hacen que sean creíbles, hablamos de situaciones, versos o estimaciones de una determinada presencia. Cuando decimos que observamos la credibilidad de algo estamos haciendo una medición de lo que es creíble y que no frente a una serie de ejemplos a fin de ejecutar una comparación al respecto.
En Norteamérica, Barack Obama consiguió crear esta credibilidad haciendo del yes, we can toda una declaración de Estado. Haciendo a los americanos conscientes de que si algo se proponían podría hacerse realidad. Si hoy en día preguntásemos si el Presidente americano es un líder nato, la respuesta estaría condicionada, como no, por los resultados, pero la perspectiva histórica debe servir para juzgar las conductas en cada momento y en 2008 Obama, sin duda, era el líder, el reflejo de toda una Nación bajo un patrón común.
2. La firmeza.
La política no es terreno para pusilánimes y mucho menos en tiempos de crisis. Ver dudar a un oficial en el campo de batalla es un anticipo de un fracaso seguro y en un espacio, el de la política, en el que valores son el combustible de una máquina diseñada para gobernar, la firmeza, y la resolución son cualidades que proporcionan seguridad a los ciudadanos. Esta cualidad, como ya se ha señalado, esencial en tiempos de crisis, está precisamente ausente del discurso y del relato político occidental actual.
Winston Churchill es, quizá, el principal representante de este valor. Su determinación en la lucha de un pueblo contra la barbarie le llevó precisamente a ejercer su liderazgo desde la firmeza.
3. La autoridad.
Distingámoslo de la firmeza, puesto que, mientras que la primera se refiere a la imposición y la previsibilidad del yo, la autoridad se ejerce frente al resto. También es conveniente diferenciarla del autoritarismo que convierte al líder político en un caudillo local, en una persona que pierde la referencia del partido para convertir la política en él mismo. En este caso, la gran mayoría de caudillos políticos se dan en el ámbito local donde confluyen la cercanía de la acción política con la comunicación directa con el ciudadano.
Rudolph Giuliani, el emérito alcalde de Nueva York que lideró la recuperación de la ciudad frente al vandalismo supo marcar la distinción entre el líder y el caudillo preservando en todo momento la búsqueda del bien común.
4. La honestidad.
La honestidad es un valor humano, una actitud que siembra confianza en uno mismo y en aquellos que están en contacto con la persona honesta. Hace que la persona actúe siempre con base en la verdad y en la auténtica justicia, dando a cada quien lo que le corresponde, incluida ella misma.
La honestidad es un valor de gran relevancia para alcanzar el verdadero sentido de la vida humana, porque con ella inspiramos y ganamos la confianza de los demás. La honestidad es la conciencia clara de lo que está bien y consiste en actuar apropiadamente según nuestro propio papel, sin contradicciones ni discrepancias entre los pensamientos y las acciones.
Un político que se rige por la honradez y la honestidad (y si encima es humilde, mejor) es alguien que considera la política como una herramienta para alcanzar el bien común. La honradez y la honestidad deben ser condiciones intrínsecas en todos los políticos.
La honestidad, debe ser considerado el valor supremo de todo político.
El líder político necesita, al igual que el mando en el Ejército, ser honesto con sus votantes, con los ciudadanos. Cuando el 9 de mayo de 1950, Robert Schuman, el político francés – de origen luxemburgués –, declaró cómo se construiría la futura Unión Europea no ocultó en su mensaje el esfuerzo y el sacrificio a realizar.
Sería, precisamente, a través de las realizaciones concretas, del paso a paso, cómo se configuraría el mayor espacio de democracia política y económica en la historia de nuestro Continente.
5. La convicción.
El líder político actúa conforme al diálogo, no a la imposición. Su autoridad en este sentido es más moral que ejecutiva porque realmente convence tanto a sus seguidores como incluso a sus adversarios.
Muhatma Gandhi es el símbolo perfecto de esta cualidad. Su simple influencia moral le bastó para derrotar a un imperio basando su victoria en principios irreductibles frente al autoritarismo.
6. La empatía.
Vital en el siglo XXI. A menudo observamos cómo los políticos se asemejan cada vez más actores del Club de la Comedia en sus mítines. No se trata de eso, ni de ser simplemente gracioso. Se trata de empatizar con aquellos ciudadanos que, a pesar de no estar pasando por una buena situación, consiguen llamar su atención y visualizarse como la solución a ese problema. Esta característica es quizá la más etérea del liderazgo político pero, sin duda, es la más importante en el siglo de lo audiovisual, de lo inmediato, de lo intangible.
A John Fitzgerald Kennedy simplemente le bastaba un gesto, una mirada para transmitir una idea, pero también era capaz de captar los sentimientos de sus ciudadanos y convertirlos en su trabajo: la política.
7. Responsabilidad
Parte de las reglas de vida que te ayudan a ser próspero, también es el ser responsable. Cuando se asume un compromiso, hay que cumplir con él. En este punto, tiene que ver la honestidad y la integridad como persona. La responsabilidad no es solo una cualidad que te califica como alguien que cumple, sino que su nivel radica en el “cómo cumples” con tus compromisos.
Para ser responsable, hay que entender como valor personal, que un compromiso es algo sagrado, ineludible. Pero existen por supuesto los limites en el cumplimiento de esa responsabilidad. Por eso, antes de asumir un encargo, analízate y establece tu capacidad de responder por tal cosa, de lo contrario, el orden personal también se afectará y habrá un desequilibrio entre lo que no se cumplió, que se transforma en una deuda quizás impagable o que en un futuro habrá que honrar y con creces.
La responsabilidad forma parte fundamental de los elementos necesarios para ser próspero. Comienza por los hábitos de higiene personal, es un compromiso consigo mismo, que implica el cumplimiento de una serie de tareas que garanticen que el cuerpo se mantendrá funcional y saludable. Cuidar la integridad, velar por la salud propia, acudir por ayuda cuando esta se ve afectada y si es imposible, pedir apoyo, pero no descuidar la salud, es responsabilidad personal.
8. Coraje
Sobresale sobre el resto del equipo, bien por su inteligencia, bien por su espíritu combativo, bien por la claridad de sus planteamientos, etc., o probablemente por una combinación de todo lo anterior. Coraje: el líder no se amilana ante las dificultades; las metas que propone son difíciles (aunque no imposibles), hay que salvar muchos obstáculos, hay que convencer a mucha gente, pero el líder no se desalienta, está tan convencido de la importancia de las mismas que luchará por ellas, superando aquellos obstáculos que vayan surgiendo.
El líder defiende con determinación sus convicciones. Contagia entusiasmo: el líder consigue entusiasmar a su equipo; ellos perciben que las metas que persigue el líder son positivas tanto para la empresa como para los empleados. El futuro que ofrece el líder es tan sugerente que merece la pena luchar por ello. Esta es una de las características fundamentales del líder, el saber contagiar su entusiasmo, el conseguir que el equipo le siga, que comparta sus objetivos.
Sin un equipo que le siga, una persona con las demás características sería un lobo solitario pero nunca un líder (el liderazgo va siempre unido a un equipo). Gran comunicador: otra cualidad que caracteriza al líder son sus dotes de buen comunicador, habilidad que le va a permitir “vender” su visión, dar a conocer sus planes de manera sugerente.
9. Compromiso y pasión
Aharon Horwitz, director de Presen Tense Group, cree que “si quieres ser un líder tienes que comprometerte y conseguir que la gente se comprometa con tu proyecto”. Lo más importante “es conseguir tu primer seguidor”. Hacen falta carisma y buenas dotes comunicativas.
Por eso, un error común en el liderazgo es ignorar la situación personal y familiar de un colaborador, que puede afectar a su desempeño laboral. Conocer las circunstancias particulares de los trabajadores significa tener mejorar la capacidad de tomar decisiones. De ahí que también sea una tendencias cada vez más frecuente la de que los buenos líderes se interesen por la diversidad de culturas o nacionalidades del equipo.
10.Capacidad de delegar
Un buen líder debe poder confiar en el grupo que dirige y no creerse un superhéroe que está a cargo de cada tarea, por más pequeña que sea. Por eso el tener la capacidad de delegar en el resto es una característica clave.
Para poder delegar con confianza hay que conocer bien las falencias y aptitudes del equipo de trabajo, saber bien a quién asignarle una labor y demostrarles que cree en sus capacidades demostrando que todos son importantes para lograr ese objetivo común.
Si bien debe existir una jerarquía, el delegar no tiene porque ser un triangulo en el que unos están claramente por encima del otro, sino que un círculo en que los aportes de todo el equipo son importantes para conseguir con éxito esa misión, cada cual ayudando con lo que mejor sabe hacer.
Gracias por llegar hasta el final. Por un mejor liderazgo, humano, de virtudes y de valores. Esperamos les sea de alta utilidad.
Nuestro respeto: La Voz Del PRM (@LaVozDelPRM)
Fuentes
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