OPINION: Persecución
Me correspondió trabajar muy de cerca con Jesús Vásquez y Andrés Bautista en los inicios del Partido Revolucionario Moderno. Bastaría indicar que, entre otras tareas internas, fui designado Director Ejecutivo de la Comisión Nacional Organizadora de las convenciones en las que se eligió el candidato presidencial del PRM en abril del 2015 y posteriormente a los candidatos a puestos electivos en el Congreso y los ayuntamientos.
Las relaciones de trabajo se estrecharon durante el periodo post electoral, 2016, a raíz de las graves irregularidades cometidas durante las votaciones y recogidas en un informe preparado por una comisión especial del PRM y de la cual fui coordinador.
Esas luchas continuaron con la vertebración de un bloque de organizaciones de la oposición con el propósito de lograr la modificación de la composición de la Junta Central Electoral, primero, y del Tribunal Superior Electoral, después. De igual manera, la estrategia de oposición política desarrollada por el PRM desde su fundación fue esencialmente delineada por Chu y Andrés Bautista; la línea de construcción organizacional del partido, incluyendo la confección de su padrón de militantes y la renovación de sus equipos de dirigentes territoriales, así como la celebración de una convención nacional para elegir los nuevos líderes a todos los niveles, incluyendo sus propios cargos de presidente y secretario general, se hizo bajo la orientación de esos dos extraordinarios dirigentes y otros valiosos líderes.
Además, Chu Vásquez y Andrés Bautista forjaron sólidas relaciones políticas y personales con el grueso de los dirigentes de la oposición, basadas en valores como credibilidad, respeto y transparencia. Como consecuencia de esa conducta tanto Hipólito, como Luis, confiaban completamente en el arbitraje interno liderado por esos dos dirigentes y, por su lado, toda la dirigencia nacional del PRM también confiaba en que ellos eran una garantía para la unidad interna y la oposición resuelta al PLD.
El rumor de tanto trabajo y tan clara estrategia política llegó al Palacio, y por eso decidieron encartar a las dos cabezas operativas principales del PRM en ese momento, Chu Y Andrés; y los embarraron cobardemente en el expediente Odebrecht.
Fuente: El Nacional