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Muchas personas nos preguntan a diario cómo será el cambio implementado en el gobierno, el mismo que propusimos para ganarnos la confianza, el voto y la oportunidad de servirle al pueblo dominicano. Siempre respondo con la misma idea central: apego a la ley y sanción a la corrupción. Suena directo y sencillo, pero será un camino que debemos labrar juntos.

El programa de gobierno de Luis Abinader traza los lineamientos de lo que será su gestión para el período 2020-2024. Entre los ejes fundamentales de su visión de Estado, está la transparencia y la rendición de cuentas, como garantía para darle legitimidad a la administración pública.

En efecto, establece, con todas sus letras, que la sociedad dominicana “tiene el derecho a conocer la forma cómo se utilizan todos los recursos públicos – humanos, materiales, financieros-“, lo cual amerita un proceso permanente de transparencia y de rendición de cuentas, según establece el punto 5.5 de los “ejes transversales” del referido documento.

Este pilar vuelve a reafirmarse más adelante en el programa, cuando el PRM plantea enfrentar la corrupción y la impunidad, tomando en cuenta que nuestro país, del 2012 a la fecha, siempre se ha mantenido entre el puesto 106 y 120 a nivel mundial en materia de corrupción, según Transparencia Internacional, que hace una medición global de 166 naciones. Es, a lo menos, grave.

La corrupción y la impunidad han restado legitimidad al Estado, así como margen de maniobra para invertir el dinero público en las necesidades urgentes de la población que le impiden, por consecuencia, acceder a una mejor calidad de vida. Dicha corrupción, permitida desde altas esferas del gobierno actual, se refleja en el dispendio público; en las nominillas, en sobreprecios, en sobornos, en fin, en un sinnúmero de desviaciones de fondos que salen de los bolsillos de todos los dominicanos.

El gobierno del cambio propone enfrentar este flagelo con acciones concretas, como fortalecer la eficacia de Contraloría; auditar las instituciones; limitar la discrecionalidad del Ejecutivo; aumentar control de compras y contrataciones públicas, como, por ejemplo, a través de la consolidación de la ventanilla única, para eliminar la burocracia y las prácticas irregulares.

Igualmente, fortalecer la autonomía de la Cámara de Cuentas, lo que es clave.

El cambio es apegarse a la ley, que el país vea cómo el gobierno, administrador del Estado, retorna a la legalidad, y promueve una política de total intolerancia a la corrupción, a la impunidad y al uso inescrupuloso de todo recurso que provenga de los impuestos de millones de dominicanos. Lo lograremos.

Fuente: El Nacional

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