Nuevo Ajedrez político en el PRM

Nuevo Ajedrez político en el PRM

Opinión por: @LimaElvis06

La política, como el ajedrez, se define por los movimientos estratégicos. Algunos se hacen con rapidez; otros, se meditan al detalle. Pero hay jugadas que cambian el tablero por completo. La salida oficial en busca de la candidatura presidencial de doña Raquel Peña es una de esas jugadas. No se trata simplemente de una aspiración; es una movida que altera las fichas, redefine alianzas y desata un efecto cascada dentro del partido oficialista.

Raquel Peña tenía —y tiene— todo el derecho legítimo a aspirar. Su hoja de servicio, su capacidad demostrada en el gobierno y su imagen de eficiencia, sobriedad y decencia la colocan como una figura con potencial de consenso. Su salida no es escandalosa, pero sí estratégica. Lo anuncia desde Santiago, su territorio, frente a un grupo de empresarios. No es casualidad: hay cálculo, hay señales y hay dirección.

Pero lo que realmente complica el escenario, más allá de su intención, es que enciende el botón de emergencia para la llegada de un árbitro que pueda calmar una marea que, de por sí, ya luce alta. Aunque, claro está, el presidente Luis Abinader ha dicho que no tomará partido, ni con ella ni con ningún otro aspirante. Desde hace tiempo se ha advertido la necesidad de una figura o un mecanismo que medie, que armonice, que garantice reglas claras en la competencia interna.

Cabe destacar que su salida también remueve las aspiraciones de otros liderazgos, en especial la del ministro David Collado, hoy puntero en las encuestas internas. Con Raquel dentro del juego, muchas piezas huérfanas de liderazgo podrían reacomodarse y dar un paso al frente a favor de la dama, u otras candidaturas. El “efecto cascada” ya comenzó.

Por otro lado, está el factor Hipólito Mejía. No se puede entender la política interna del PRM sin él. Raquel Peña es su ahijada. Pero el exmandatario anda, como buen receptor, pidiendo lanzamientos por el centro a favor de su hija. Eso le pone un extra a la relación del grupo Carolina-Raquel, que de antemano ya ha tenido algunas fricciones.

Si damos una mirada a la dimensión social y simbólica, Raquel Peña no solo es técnica y capaz, sino también una figura que cae bien. En política, eso cuenta. Su estilo educado, sereno y gerencial le ha ganado respeto, y eso puede traducirse en estructura. Las estructuras no siempre se heredan; muchas veces se construyen. Pero, al final de la jornada, habrá que esperar que esa lealtad se convierta en resultados positivos, en un partido cuyos líderes, en su mayoría, han tenido antecedentes bélicos heredados del otrora PRD.

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