
“Esa capacidad de corregir y enmendar, lejos de ser una muestra de debilidad, o de que “recula” con frecuencia como comúnmente se le quiere etiquetar, ES UNA FORTALEZA QUE DISTINGUE A LOS LÍDERES capaces de volver sobre sus pasos para luego orientar su avance en la dirección correcta, siempre a partir del sentir y bienestar de las mayorías nacionales.”
Con el anuncio del presidente de que tan pronto llegue a sus manos la Ley General de Gestión Integral y Coprocesamiento de Residuos Sólidos, numerada 225-20, atenderá las observaciones que diferentes sectores productivos le han hecho y será devuelta al Congreso, demuestra que lidera un gobierno democrático que no teme subsanar desaciertos.
Es una decisión en uso de sus facultades constitucionales con la que el mandatario disipa preocupaciones. “La ley tiene que corregirse y le puedo decir que vamos a atender esas observaciones y la vamos a reenviar con observaciones”, expresó.
No es la primera vez que Abinader ha recapacitado cuando lo ha creído pertinente, en atención al sentir de la población o de sectores vitales para el desenvolvimiento de la economía nacional.
Lo hizo para superar las críticas a un proyecto de modernización fiscal inviable que no contaba con el favor de la inmensa mayoría de la población.
Esa vez, octubre de 2024, en alocución al país, dijo: “Un verdadero gobierno democrático no teme enmendar sus decisiones cuando escucha al pueblo”, igual que con la polémica Ley 1-24 de la Dirección Nacional de Investigaciones cuestionada como atentatoria a derechos fundamentales.
En varias oportunidades, contrariando incluso el parecer de colaboradores cercanos, tampoco ha parado mientes para echar atrás.
Visto así, lo que ha ocurrido con la reforma de la ley de residuos sólidos es propio de gobernantes que motivan el diálogo y que entienden que es mediante el consenso, aunque se manifiesten diferencias, como se expresa la democracia.
Es una cualidad, la de gestionar y encarar cuestiones de forma abierta y franca, por delicadas que fueren, que no se le puede regatear.
Su determinación de observar la ley de residuos sólidos, confirma que está conectado con la realidad de su gente, que no baraja lo que considera su responsabilidad y en cambio lleva a la práctica el principio de que “rectificar es de sabios”.
Esa capacidad de corregir y enmendar, lejos de ser una muestra de debilidad, o de que “recula” con frecuencia como comúnmente se le quiere etiquetar, es una fortaleza que distingue a los líderes capaces de volver sobre sus pasos para luego orientar su avance en la dirección correcta, siempre a partir del sentir y bienestar de las mayorías nacionales.
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