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ENERGÍA Y MINAS

Garantizar la seguridad energética es un prioritario dada nuestra dependencia de la importación de combustibles fósiles, y no disponer de suficiente energía hidroeléctrica, para contener los imprevistos en los mercados internacionales

La región de América Latina y el Caribe está en una carrera para lograr reducir la dependencia de los combustibles fósiles y, a la vez, lograr el 30 % de la descarbonización. La transición energética dejó de ser una alternativa, para convertirse en una oportunidad de lograr el desarrollo de una cultura de protección del clima, y proveer calidad de vida y bienestar.

De acuerdo con la vicepresidente de la República, Raquel Peña, los países tienen un mayor interés en la transición energética por la incidencia en el desarrollo y crecimiento del país.

Además de ser una economía basada en servicios y con industria turística, el Caribe, por su gran cantidad de recursos naturales renovables y la reducción de la dependencia de los combustibles fósiles, hacen que los gobiernos apuesten en proyectos de producción de energía solar, eólica, hidroeléctrica y geotérmica.

“En el Caribe, la naturaleza nos brinda una amplia diversidad de fuentes de energía renovable, por lo que es nuestra responsabilidad aprovechar la generosidad y construir un mundo donde la energía sea abundante, accesible y respetuosa con nuestro hogar”, comentó la funcionaria.

Integración regional para la transición energética

República Dominicana es el anfitrión de la sexta reunión ministerial de la alianza de energía y clima de las Américas, por lo que el funcionario dominicano indicó la “firme voluntad” de continuar apoyando encuentros regionales para que la región logre la transición de fuentes renovables.

“Los encuentros internacionales potencializan las capacidades de asociación estratégica en América Latina y el Caribe y nos invitan a buscar soluciones sostenibles y responsables en un área de gestión que es decisiva para el bienestar de nuestros países”, agregó el ministro de Energía y Minas, Antonio Almonte.

El funcionario dijo que sus homólogos comparten preocupaciones por la inestabilidad que caracteriza a importantes regiones del mundo, clave en la producción y transporte de energéticos, y esa conciencia del riesgo es aguda en los responsables de mantener un suministro eléctrico confiable y asequible. 

“Para República Dominicana, garantizar la seguridad energética es un prioritario dada nuestra dependencia de la importación de combustibles fósiles, y no disponer de suficiente energía hidroeléctrica para contener los imprevistos en los mercados internacionales y por carecer de interconexión con países vecinos, que ayudaría a que la combinación de opciones de abastecimiento fuera más resiliente”, expresó.

Consideró que la transición no puede alejarse del campo de la seguridad si lo que realmente se busca es paliar las necesidades de los países de la región. “La transición es un imperativo y su impulso, equilibrado con decisiones que refuerzan la seguridad, casi una razón de Estado”, afirmó.

Una oportunidad para luchar contra el cambio climático

El Banco Mundial estimó que la economía global requiere de US$ 1.5 billones para invertir en la resiliencia climática cada año, monto que significa un sacrificio y desafío para las economías en vías de desarrollo.

Con los efectos del cambio climático que inciden en la producción y afectan a la población vulnerable de una nación, Peña indicó que las fuentes renovables mejoran la calidad del aire, mitigan los efectos de la naturaleza y reducen las emisiones de gases de efecto invernadero.

“Como una región compuesta por pequeños estados insulares, es vital que nos enfoquemos en la construcción de redes eléctricas más robustas para enfrentar la creciente intensidad y frecuencia de fenómenos atmosféricos volátiles”, expresó Peña.  

Sin embargo, aseguró que el Caribe cuenta con condiciones para convertirse en un ejemplo de liderazgo en el desarrollo de energías renovables, ya que se puede “aprovechar” el potencial y la creación de nuevos empleos verdes.

Incentivos

República Dominicana ve en la expansión de las energías renovables un sinfín de oportunidades para toda la cadena de valor. Resaltó la Ley 57-07 de incentivos para el desarrollo de fuentes renovables.

“Desde el Gobierno buscamos que la matriz de generación use el gas natural como combustible de transición y que el país dependa cada vez menos de los derivados directos del petróleo”, dijo. Además, citó que los proyectos renovables como el complejo eléctrico de Manzanillo, en Montecristi, “se gestan” desde el empresariado, acción que permitirá un abastecimiento de la demanda energética dominicana.

Destacó que la expansión de las renovables a través de la interconexión de fuentes eólica y solar fotovoltaica, basados en 26 proyectos que continúan avanzando en su construcción.

El Gobierno dominicano, de acuerdo con la vicepresidente, acelerar el despliegue renovable es una política de Estado y su acompañamiento por licitaciones de energía térmica, un modo de hacer compatible la transición con la seguridad.

“Pensamos la energía valorando su capacidad de afectación al campo de la justicia social y evaluando sus efectos en las condiciones de vida de los colectivos más frágiles”, acotó.


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