La conciencia política es una competencia social vinculada a la empatía, entendida como la conciencia que las personas expresan en referencia a los sentimientos, necesidades y preocupaciones ajenas. Como capacidad socioemocional básica, optimiza el «radar social» y empieza en uno mismo. La esencia de la empatía según Goleman consiste en darse cuenta de lo que sienten los demás sin necesidad de que lleguen a comunicarse. De otro lado, asume, y ello es clave para la conciencia política, diferentes grados que van desde la capacidad cognitiva de captar e interpretar adecuadamente las emociones ajenas, hasta percibir y responder a sus preocupaciones o sentimientos inexpresados, comprendiendo los problemas ocultos detrás de estos sentimientos.

En general, la conciencia política es una competencia asociada a experiencias sociales y laborales, que dependen de la empatía, la más esencial y básica de las competencias sociales propias del mundo del trabajo como también de la experiencia política. Las diferencias en cuanto al grado de dominio de las habilidades en las que se sustenta nuestra conciencia social, determinan las diferencias en las competencias laborales y grupales (Goleman, 2001; p.195). Tal como sostienen Raffo y Zapata (2001), son requisitos esenciales para el mundo de las empresas y también de las organizaciones políticas por sus beneficios de tipo social y competitivo.

Estas competencias coadyuvantes a la conciencia políticas son: a) la comprensión social; b) la orientación hacia el servicio; c) el desarrollo de los demás y d) el aprovechamiento de la diversidad, para aprovechar las oportunidades que se presenten en cualquier momento.

La comprensión social, permite al líder percibir los sentidos y puntos de vista de los demás. Implica un interés y motivación por comprender activamente las preocupaciones y tendencias. Las personas dotadas de esta especial competencia se caracterizan por comportamientos cognitivo – afectivos y que se manifiestan en su disposición de permanecer atentas a las señales emocionales, escuchan bien, son sensibles y comprenden los puntos de vista de los demás y notoriamente tienen una actitud de ayuda a los demás en función de la comprensión clara de sus necesidades y sentimientos. Percibe y capta señales emocionales y este aspecto es clave con la relación de actividades y proyectos de tipo grupal, practicando el «arte de la escucha» activa y empática ante clientes y seguidores (Goleman, 2001; p.199). La orientación hacia el servicio se evidencia en la capacidad para anticiparse, reconocer y satisfacer las necesidades de los demás, tratando de satisfacer a las personas con un buen servicio y actitud de ayuda. En el plano político, puede admitirse que estas personas dotadas de esta capacidad, asumen el punto de vista de seguidores y contrincantes, actuando como una especie de asesor o retroalimentado con información, aguda necesaria, generando confianza en los demás. Su visión es más amplia ante tareas y problemas. El desarrollo de los demás, como competencia se manifiesta en los líderes con conciencia política en la capacidad de darse cuenta de las necesidades de desarrollo de los demás y en su actitud de ayuda en fomentar sus habilidades, reconociendo fortalezas y logros, brindando un «feedback» útil, dedicando tiempo a la formación y asignación de tareas alentando las habilidades en otros con un sentido competitivo y de autoeficacia (al generar el «efecto Pigmalión», creando expectativas positivas en los demás). Finalmente, el aprovechamiento de la diversidad, permanente actitud de las personas con conciencia política, se manifiesta en saber cultivar las oportunidades que nos brindan las diferentes personas, según Goleman (2001). Las personas dotadas de esta compleja pero especial competencia, se caracterizan por respetar y relacionarse adecuadamente con personas procedentes de diferentes estratos y culturas, capaces de comprender diferentes visiones del mundo, siendo sensibles a las diferencias existentes entre grupos y culturas, pero con la singular ventaja de considerar la diversidad como una oportunidad, creando un ambiente en la que puedan desarrollarse las personas de sustratos distintos, afrontando apropiadamente los prejuicios y la intolerancia. Es decir, son capaces de alcanzar el éxito apoyándose en los demás, respetando la diversidad, las diferencias, con una estrategia social y política basada en la tolerancia y la flexibilidad.

La Conciencia Política y su influencia en la generación del liderazgo

Friedman (1981) y Kaplan (1991) (citados por Goleman, 2001), refieren que es notoria la trascendencia de las habilidades sociales, como sistema que ponen en funcionamiento las personas expertas en el arte de influir en los demás. La Conciencia Política, derivada como efecto básico de la capacidad de ser empático, como los demás, es una habilidad que facilita y moviliza adecuadamente las emociones de los demás; es decir, necesita de varias competencias socioemocionales y cognitivo-emocionales, de las cuales podemos destacar las siguientes:

1) La capacidad de influencia social, es decir las personas empáticas y con conciencia política, poseen herramientas eficaces de persuasión, captando la atención de grupos y personas en base a estrategias para recabar el consenso, el interés y el apoyo de los demás, siendo creativos para propiciar acciones a fin de exponer y sustentar sus opiniones. Son hábiles para establecer el «Rapport».

2) El nivel experto en la comunicación, por su aptitud sobresaliente en escuchar abiertamente y mandar mensajes convincentes a los demás. Saber dar y recibir mensajes, captar señales emocionales, «sintonizando» con personas y grupos; ello les permite abordar las situaciones difíciles, buscar la comprensión mutua, compartiendo la comunicación y alentando la comunicación abierta y sincera. Como bien afirma Goleman, los individuos con gran conciencia política otorgan importancia al estado de ánimo creado para establecer una solución adecuada con los demás, manteniendo la calma.

3) El manejo de los conflictos, por su capacidad en la negociación y la resolución de desacuerdos. Las personas con conciencia política aprenden a manejar a las personas difíciles y las situaciones tensas con diplomacia y tacto. Al reconocer los conflictos, sacan a la luz los desacuerdos entre personas y grupos, fomentando la reducción de la tensión, alentando el debate y la discusión abierta. Estas personas buscan el modo de llegar a soluciones satisfactorias. Su adecuada percepción del ambiente y de las tendencias políticas, les permite aportar soluciones, interpretar señales resolviendo de manera creativas los conflictos (Lantieri, 1996).

4) La capacidad de ser catalizadores del cambio, en cuanto a ser expertos en iniciar o controlar el cambio. Los lideres con amplia conciencia de la experiencia y realidad política, muestran un perfil adaptativo y flexible, siendo capaces de reconocer la necesidad de cambiar y eliminar barreras, desafiando el status quo y facilitan que todos reconozcan la necesidad del cambio, tan importante hoy en día en las organizaciones empresariales y políticas; por ello promueven el cambio, consiguiendo que otros hagan lo mismo, modelan el cambio de los demás.

La conciencia política les permite abrir nuevos caminos, siendo innovadores, es decir, expresando claramente el modelo de liderazgo transformacional. El líder transformacional, según Goleman y Boyatzis (1996) (citado por Goleman) promueve el cambio orgánico alentando las emociones y apelando a la sensación de valor y de sentido de cada persona.

5) La capacidad de liderazgo, en virtud de saber inspirar y guiar a los individuos y grupos. Las personas con amplia y eficaz conciencia política, articulan y estimulan el entusiasmo por las perspectivas, visiones y los objetivos compartidos. El líder cuando resulta necesario, sabe tomar decisiones independientemente de su posición personal. Su adecuado enfoque político le permite guiar el desempeño de los demás y principalmente liderar con el ejemplo, siendo modelo de eficacia y confianza, infundiendo energía. Como bien afirman Juechter (1998) y Kaplan (1991), los líderes demuestran un perfil de capacidades asociado a la conciencia política: motivación de logro, confianza en sí mismo, compromiso, influencia, pensamiento estratégico, fluidez creativa, etc.

Según el último autor citado, la conciencia política de los mejores líderes manifiesta que «poseen una habilidad casi mágica para sacar el máximo partido de una situación y articular con ella un plan de acción claro y convincente» (citado por Goleman, p.259).

En otras palabras, la relación entre liderazgo transformacional y conciencia política es evidente, e implica la capacidad de activar la imaginación de los demás, inspirándoles a movilizarse en la dirección deseada, apreciándose el efecto resonante y reverberante de sus competencias socio emocionales, es decir, de su inteligencia emocional. El líder virtual de hoy, especialmente en el campo político, requiere de capacidades propias del liderazgo socioemocional.

Liderazgo y Conciencia Política

Handy (1996) (En Drucker, 2006), precisa que en el mundo actual es importante reconocer el nuevo lenguaje de la labor de organización y sus consecuencias para los líderes. Este lenguaje es político y ello requiere de una clara conciencia política ya que hoy se habla de la «adhocracia», del nuevo federalismo, de alianzas, de equipos, de delegación de facultades y de espacio para la iniciativa (p.32). Sostiene que esta conciencia nos debe llevar a reconocer la trascendencia de distintas palabras claves como son: opciones, no planes, lo posible en vez de lo perfecto; y de compromiso en lugar de obediencia.

Según este autor, este es el lenguaje de los políticos, no de la ingeniería, del propio liderazgo, no del management.

La teoría política ocupa un lugar importante en las organizaciones y en su administración, comprendiendo que las organizaciones son comunidades de individuos y no conjunto de recursos humanos. Habría de utilizar expresiones como «líder de equipos», «coordinadores de proyectos», «socios», «facilitadores» o «moderadores», con una clara conciencia política de tres aspectos:

a) La subsidiariedad; es decir la tarea del líder es asegurarse que los individuos o los grupos son competentes para ejercer la responsabilidad que se les asigna, para comprender los objetivos de la organización y para que se comprometan con ellos.

b) La autoridad merecida; en las organizaciones políticas, el poder lo conceden las personas a quien lo ha de ejercer, los líderes políticos deben comprender que los eligen los ciudadanos y por tanto deben demostrar su competencia. Es claro entonces que a los líderes debe concedérseles tiempo y espacio para demostrar su valía, desde el punto de vista organizacional. La influencia no la autoridad, es lo que impulsa a la organización política de hoy en todas las organizaciones (Handy, 1996).

c) La virtualidad, que explica el por qué y el cómo las nuevas organizaciones están dispersas, los trabajadores se emplean en oficinas y emplazamientos diferentes, ocupan distintos cargos y no deben necesariamente toda su lealtad a una sola organización, esto ha sido así en la comunidad política.

Los líderes actuales deben ser conscientes de que su liderazgo está distribuido y que liderar con éxito requiere de constancia y atributos. Dirigir una comunidad de individuos donde la autoridad debe merecerse es una ardua tarea y es una experiencia de tipo político que requiere de: a) Creer en uno mismo, b) Pasión por el trabajo, c) Amor por las personas, d) Fuerza de carácter, fé, capacidad de generar satisfacción y reconocimiento del éxito.

Por otro lado, la conciencia política se expresa también, según Hunter (2001), en una real paradoja: liderazgo no es tener autoridad, para liderar hay que servir. En tal sentido, a través de un relato fascinante propone el cambio del paradigma vertical y jerárquico en las organizaciones hacia un paradigma de efectivo liderazgo, tomando conciencia de que la política de todo líder se orienta a los clientes o seguidores en términos de servicio y confianza. Propone desarrollar acciones en pro de satisfacer las necesidades esenciales de autoestima y autorrealización de las personas y grupos, sustentando el liderazgo en la autoridad, el servicio y sacrificio, el amor y la voluntad, poniendo énfasis en la práctica de valores. Ello garantiza la motivación hacia el cambio y resultados efectivos en las organizaciones de todo tipo, tema propio del modelo de liderazgo «al servicio» (Greenleaf, 1996).

Asimismo existen otros planteamientos sobre el liderazgo y el papel del líder, en donde es evidente la capacidad de construir una conciencia política en cuanto a lo señalado anteriormente, es decir desarrollar un mayor conocimiento y efectuar una reflexión más profunda acerca de las corrientes sociales y políticas actuales (Covey, 2005):

a. La Teoría de Mintzberg (1973), al afirmar que el liderazgo implica organizarse de acuerdo a roles y funciones, el líder debe comportarse de manera distinta a los demás miembros del grupo; es decir se comporta en función de cómo perciban su rol y de lo que esperan de él los demás. (Teoría de Rol).

b. La Teoría de Collins (2001), los líderes ejercen influencia con sus palabras y/o ejemplo sobre la conducta, ideas, sentimientos de personas y grupos, siendo necesario comprender la mente humana de sus seguidores (Teoría del Liderazgo Cognitivo).

c. La Teoría de Gardner, con su enfoque poder influencia del liderazgo, en base al liderazgo participativo, que trata del reparto del poder y del facultamiento de los seguidores. Propiciar ello, como líder, implica dirigir en base a un proceso de persuasión y ejemplaridad induciendo a los individuos al logro de objetivos, con un «papel integral», manejado de «manera racional y deductiva» en su conciencia política (teoría del poder influencia, liderazgo participativo).

d. El Liderazgo de Gestión y Estratégico de Drucker (1999), señalando que el liderazgo requiere integrar los vínculos con los socios externos e internos, son responsables del rendimiento de las organizaciones y comunidades gracias al manejo de las finanzas, el rendimiento y el personal. A nivel político, los lideres desempeñan roles básicos, para Kotter (1999), los líderes comunican una visión y un rumbo, alinean a la gente, motivan e inspiran y estimulan a sus seguidores gracias a un esfuerzo colectivo que debe gestionarse políticamente (teoría del liderazgo de gestión y estratégico).

e. La Teoría de Tichy (1998); quien señala que los líderes son maestros, estableciendo el punto de vista enseñable. Liderar es motivar a terceros en base a historias y a una enseñanza efectiva (teoría del líder como maestro), en razón de necesidades profundas y expectativas de los seguidores.

f. La Teoría de Bass & Bennis (1984). Para estos autores el liderazgo es un proceso de transformación en que los lideres y seguidores trascienden hacia mayores niveles de moralidad y motivación. La conciencia política orienta al líder efectivo a desempeñar tres funciones: alinear, crear y facultar. Asimismo, debe saber distinguir que liderar no es administrar. Los líderes hacen las cosas correctas, los administradores hacen las cosas bien. (Teoría Integrativa y transformacional del Liderazgo).

g. La Teoría de Covey (2005), basado en el desarrollo del 8vo hábito de Gente Eficaz. Liderar es tomar conciencia (cognitiva, emocional y espiritual) y saber actuar con eficacia para influir en base a cuatro roles: modelar, encontrar caminos, alineamiento y facultamiento, los cuales se cumplen utilizando habilidades personales y sociales (Teoría del Líder Inspirador).


Carmen García Nuñez del Arco*

Escuela Profesional de Psicología, Universidad de San Martín de Porres