La isla Saona es conocida por muchas particularidades que la hacen digna de atención. En sus 110 kilómetros –dos veces más grande que la ciudad de Manhattan, en Estados Unidos– alberga a poco más de 500 habitantes y a una rica biodiversidad que la hacen parte del Parque Nacional del Este Cotubanamá, recibiendo alrededor de un millón de extranjeros por ello cada año.
Desde el pasado 19 de diciembre la isla Saona cuenta con un parque de energía solar que actualmente produce 800 kilovatios, para una capacidad de generación máxima de 1.25 megavatios. Se prevé que esto abastezca tanto a los residentes de la isla como a futuros negocios provenientes de concesiones hoteleras.
La iniciativa es de autoría privada y la realiza el Consorcio Energético Punta Macao (CEPM) empresa que considera que el área protegida cuenta con la posibilidad de apuntalarse como destino turístico sostenible.
“Nosotros hicimos un acuerdo de cooperación (con el Ministerio de Medio Ambiente), donde se le brinda el servicio (a los comunitarios). Actualmente, (ellos) no contaban con un servicio energético continuo durante las 24 horas.
Entonces, nosotros tenemos paneles solares produciendo a la red, y también tenemos un banco de baterías de almacenamiento, que continúa proveyendo el servicio durante la noche”, explicó el subgerente de desarrollo de CEPM, Gabriel Rengifo.
Tras conversar con periodistas en el marco del Primer Taller de Periodismo Medioambiental, organizado y auspiciado por este consorcio junto a Ecored, el técnico explicó que la empresa ya cuenta con 160 contratos “y en crecimiento con toda la zona de playa de concesión” que manejan.
Reacción de comunitarios
El desarrollo de la obra ha generado opiniones encontradas entre los comunitarios que ven la construcción como un signo de desarrollo y entre quienes se encuentran preocupados en el impacto que podría generar el funcionamiento del parque energético, tanto dentro de la actividad económica de sus residentes como en el propio ecosistema de la isla.
Para el limpiador de playas, Héctor Hernández, el sistema de energía renovable representa un desarrollo. “Antes, el que tenía un negocito tenía que usar hasta tres galones de gasolina y, aun usando tres y cuatro galones no tenía luz, así que para mí ha sido un logro”, comenta.
Tanto para él como para la directora de la Escuela de Manojuan, Miguelina Pereyra coinciden en que la instalación de los paneles solares se realizó en los terrenos próximos a las residencias de los moradores de la Marina, un área que no necesitó del corte de árboles para el montaje de la obra.
Un artesano de Manojuan –quien no quiso dar su nombre– indicó que la obra, claramente, representa una mejora en el abastecimiento de la demanda energética. Sin embargo, teme que las perforaciones que se han realizado con compresores de tierra para las conexiones de cableado subterráneo generen daños al suelo coralino de la isla.
Para el artesano y pescador Luis Javier Cordero (Félix), los Ministerios de Medio Ambiente y Turismo deben abogar por el cuidado de especies que se encuentran amenazadas por la pesca ilegal como el lambí, la langosta, el pez loro o el mero. Además, espera que agilicen los permisos ambientales requeridos por los propios residentes para reparar sus viviendas.
Uso y disposición de las áreas protegidas
El artículo 14 de la Ley Sectorial 202-04 de Áreas Protegidas permite que a un parque nacional (como al del Este) se le dé un uso científico, educativo, recreativo y turístico. Para este último fin, las infraestructuras ecoturísticas están permitidas, siempre que cumplan con el plan de manejo que el Ministerio de Medioambiente realiza para cada área protegida.
Asimismo, el artículo llama a la evitación de explotaciones y ocupaciones intensivas que alteren sus ecosistemas, amparado en la Ley 64-00 de Medio Ambiente, que considera como delitos el corte de árboles, la muerte de especies en peligro de extinción, vertido de desechos o tóxicos líquidos y el incumplimiento de las normas.