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Alaba, oh alma mía, a Jehová.

Alabaré a Jehová en mi vida;
Cantaré salmos a mi Dios mientras viva.

No confiéis en los príncipes,
Ni en hijo de hombre, porque no hay en él salvación.

Pues sale su aliento, y vuelve a la tierra;
En ese mismo día perecen sus pensamientos.

Bienaventurado aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob,
Cuya esperanza está en Jehová su Dios,

El cual hizo los cielos y la tierra,
El mar, y todo lo que en ellos hay;
Que guarda verdad para siempre,

Que hace justicia a los agraviados,
Que da pan a los hambrientos.
Jehová liberta a los cautivos;

Jehová abre los ojos a los ciegos;
Jehová levanta a los caídos;
Jehová ama a los justos.

Jehová guarda a los extranjeros;
Al huérfano y a la viuda sostiene,
Y el camino de los impíos trastorna.

10 Reinará Jehová para siempre;
Tu Dios, oh Sion, de generación en generación.
Aleluya.

Fuente Padre Carlos Yepes

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