Por INSTITUTO ZHUANGZI – 莊子學院
Algunas matizaciones iniciales…
Esta es una pregunta que muchos se hacen y que muy pocos se atreven a responderla con claridad. También esta cuestión hace que China despierte interés en los círculos académicos. Existe un gran número de artículos afirmando tanto que China es un país socialista o comunista como que es un país capitalista, cuando ambos sistemas parecen incompatibles. ¿Qué es en realidad?
Bueno.
Esta pregunta parece sencilla, pero la respuesta es mucho más compleja. En primer lugar, los países (así como su economía y sociedad) evolucionan con el tiempo. Y ciertamente China ha cambiado mucho (y varias veces) en el último siglo, como veremos. Incluso la definición de socialismo usada por el gobierno chino ha evolucionado. En segundo lugar, no se puede valorar el sistema económico y/o político en general, sino que deben analizarse los aspectos concretos de su sistema.
En cuanto a su sistema cultural, debemos matizar que la cultura China presenta por lo general un elevado nivel de tolerancia y respeto a las tradiciones culturales, influenciado por las ideas del confucianismo y del taoísmo. Esto es un contrapeso evidente contra el poder burocrático del Estado y contra las transformaciones de la sociedad ejercidas desde el poder político.
Una vez hechas estas matizaciones, vamos a analizar los aspectos culturales, políticos y económicos concretos de China para poder llegar a una conclusión al respecto.
Un poco de historia…
Tras la guerra civil de China, en 1949 los comunistas se alzaron con el poder proclamando la República Popular China y creando un comunismo feroz en la China continental. En este momento, no existía la propiedad privada y la mayoría de la economía estaba planificada por el Estado, aunque dicha planificación era a un nivel más descentralizado que en el caso de la URSS. China era básicamente un país agrícola donde los campesinos debían entregar toda la producción al gobierno y éste repartía entre todos. Además, con el Gran Salto Adelante, Mao intentó convertir a China en un país industrial, aunque lo que provocó fue una enorme destrucción de herramientas y maquinaria: obligó a todos los campesinos a construir altos hornos en sus casas y a empezar a producir, que no les quedaba más remedio que fundir todos sus materiales para poder producir otros de menor calidad, con tal de cumplir con las órdenes gubernamentales. En esta época se puede decir que efectivamente China era un país comunista o socialista.
Después de la muerte de Mao Zedong, Deng Xiaoping -que había sufrido en sus propias carnes la dura represión del gobierno de Mao- se convirtió en el máximo líder de la República Popular de China desde 1978. Deng Xiaoping se caracterizó por ser muy pragmático: “Da igual que el gato sea negro o blanco: lo importante es que cace ratones“. Su política consistió en mantener las instituciones del Partido Comunista, para no generar una crisis de legitimidad política, manteniendo la retórica comunista, al tiempo que emprendía reformas de apertura y liberalización económica.
En realidad, muchas de las reformas emprendidas por Deng Xiaoping estaban inspiradas en la experimentación campesina bajo el régimen de Mao. Durante la época de Mao, muchos campesinos acordaron en secreto repartirse parte de la producción y no entregarla al gobierno. Deng Xiaoping legalizó este tipo de contratos, permitiendo en la práctica la producción agrícola para uno mismo. Además, los cambios impulsados por Deng Xiaoping fueron graduales (y no cambios repentinos), precedidos de experimentos a lo largo de todo el país. Por ejemplo, se liberalizaron ciertas zonas del país (llamadas Zonas Económicas Especiales), y una vez demostrada su eficacia, se trasladaron a otras zonas del país.
En la práctica, desde finales de los 70, con la entrada de Deng Xiaoping en el poder, China experimentó una de las épocas más reformistas y liberalizadoras de su historia, también fue una de las épocas con mayor crecimiento económico. Así, China protagonizó la industrialización más rápida de la historia. ¿Qué medidas implantó? Permitió la autoproducción campesina, permitió la inversión extranjera, creó zonas económicas especiales con regulación más laxa, elimino casi todos los ministerios industriales creados durante la época de Mao, eliminó casi todos los precios fijados por el gobierno y permitió los precios fijados por el mercado, privatizó numerosas empresas, entre otras. En consecuencia, los ingresos fiscales del gobierno cayeron dramáticamente desde finales de los 70.
También creó el término “Un país, dos sistemas” en el que permitía la existencia de varios sistemas económicos en China (con el objetivo de Macao, Hong Kong y Taiwán un sistema capitalista y China continental con un sistema más socialista). Se puede decir que desde finales de los 70, China experimentó una transformación económica sin precedentes, dejando atrás el comunismo y abrazando una economía de mercado, aunque todavía permanecían instituciones y características propias del socialismo. Por lo que las reformas económicas debían continuar en la senda marcada por Deng Xiaoping para abandonar por completo el socialismo.
Deng Xiaoping representaba las características más propias del pensamiento Chino: un pensamiento práctico y con poca carga ideológica, abierto a aceptar todo tipo de contradicciones. Mientras que en occidente la razón y las ideas suelen tener una preponderancia, así como la dialéctica y el enfrentamiento entre diferentes ideas, en oriente (y más concretamente en la china clásica) la razón y la idea queda muy por debajo de la realidad y la praxis. Además, el pensamiento chino suele caracterizarse por su sincretismo: no suele haber tal contraposición ideológica entre unas ideas y otras, sino que es de espíritu conciliador buscando la combinación de diferentes ideas.
Así, fue posible que Deng Xiaoping iniciase la transformación económica, sin alterar de forma ostensible las instituciones del establisment. Deng Xiaoping no creía que la economía de mercado fuese sinónimo de capitalismo o que planificación fuese sinónimo de socialismo: “La planificación y las fuerzas del mercado no son la diferencia esencial entre socialismo y capitalismo. Una economía planificada no es la definición de socialismo, porque hay planes bajo el capitalismo; la economía de mercado se da también bajo el socialismo. El mercado y la planificación son dos fuerzas que controlan la actividad económica“.
Deng Xiaoping desarrolló el concepto de “Socialismo con características chinas”, que fue una forma de poder mantener la retórica comunista al tiempo que la economía se hacía cada vez menos intervencionista y con más libertad de acción para los ciudadanos. Este concepto defendía que China debía encaminarse hacia el socialismo, pero que China todavía estaba en una etapa muy inicial para poder lograrlo, y era en esta etapa inicial donde la economía de mercado debía imperar.
Aunque el proceso reformador fue muy loable y con unos resultados difíciles de mejorar, lo cierto es que dicho proceso reformador se ralentizó en el tiempo, hasta el punto de que puede hablarse de una reversión de las reformas económicas liberales en China. Algunos autores citan el punto de inflexión en las protestas de la plaza de Tiananmén en 1989. Analicemos en detalle dicho acontecimiento.
Las reformas económicas hasta ese momento eran muy ambiciosas, y aunque se habían realizado de forma gradual, las reformas económicas suelen tener costes asociados a corto plazo a cambio de beneficios importantes a largo plazo. La liberalización de los precios estaba provocando una inflación muy importante en China, que originaba descontento social. Además, de dos hechos muy relevantes: primero, la liberalización de la economía hizo que el gobierno contase con menos recursos y menos control sobre la población; segundo, la liberalización de la economía incitó a muchos jóvenes a pedir una transformación semejante en el terreno político.
El gobierno de China vio amenazada su propia legitimidad y existencia, a consecuencia de las propias reformas que había llevado a cabo. Y por tanto, comenzó una reversión del proceso liberalizador de China y se produjo un crecimiento del poder del Estado muy elevado, convirtiendo a China más que en un país de libre mercado en un capitalismo de Estado.
Análisis…
¿Qué es socialismo o comunismo? Es difícil de precisar con exactitud dicha definición, pero podemos citar una serie de características propias. Se suele identificar con la propiedad pública de los medios de producción, con un Estado con elevada autoridad y capacidad, con una reconocida intención de cambiar la sociedad y una intención de redistribuir la riqueza. Además, está asociado con la planificación central (dirigida desde el gobierno).
China oficialmente es comunista, con un gobierno que tiene mucha más influencia sobre la economía que otras economías desarrolladas o de ingreso medio. Por otro lado, el gobierno chino nunca ha aceptado abiertamente la privatización. De hecho, la Constitución de China afirma que mientras existen múltiples sistemas de propiedad, la propiedad estatal debe ser la fuerza líder.
Toda la tierra en China es propiedad del Estado
Toda la tierra en China es propiedad del Estado mientras que las viviendas son arrendadas a las familias mediante alquileres con duraciones de hasta 70 años. Dicha renta debe pagarse a los gobiernos locales, representando un total de ingresos del 7.1% del PIB. Además de los alquileres de la tierra, el gobierno de China no basa sus ingresos fiscales en impuestos sobre la renta o sobre la propiedad, sino en el IVA (4.6% del PIB) e impuestos empresariales (4% del PIB) e impuestos sobre transacciones. Además, los beneficios de las empresas estatales también van a las arcas del Estado (6.1% del PIB) y los beneficios de un sistema financiero totalmente regulado por el Estado. Esto significa que el gobierno de China tiene un control del 38% del PIB, aspecto muy diferente del que China tenía hace 20 años. Así, las fuentes de ingreso del gobierno han crecido dramáticamente, triplicándose desde 1996 hasta 2013.
Gráfico 1: Evolución de los ingresos públicos como porcentaje del PIB
Gráfico 2: Control/Ocupación del gobierno de China en diferentes aspectos
En otras palabras, la liberalización inicial auspiciada por Deng Xiaoping ayudó a crear un mercado privado, al tiempo que el gobierno se aseguró el control de la tierra y de todas las instituciones financieras. Esto ha permitido al gobierno chino monetizar ese control, generando suficientes ingresos, expandiéndose y virando hacia un modelo conocido como capitalismo de Estado.
En torno a la década de los 90 China prácticamente no tuvo planes o políticas industriales, ya que Zhu Rongji -primer ministro de China entre 1998 y 2005- no era partidario de ellos debido a la alta ineficiencia de los mismos. Sin embargo, en torno a la primera década del siglo XXI, los planes y las políticas industriales volvieron de nuevo con fuerza.
Además, el sistema financiero de China oficial se ha caracterizado por ser una extensión del gobierno de China. Actualmente en torno al 80% de los activos bancarios pertenecen al gobierno y los tipos de interés de los préstamos y los depósitos están regulados directamente por el gobierno de China. ¿Por qué es esto así? De esta forma, el gobierno dirige el crédito de la economía (los ahorros de los ciudadanos) en forma de préstamos a las empresas estatales, que son altamente deficitarias, consiguiendo financiación. Esto ha permitido que China tenga una red de empresas estatales enorme. De hecho, si las empresas estatales de China fuesen un país a parte, sería el cuarto país más grande del mundo (ver), detrás de EEUU, la propia China y Japón.
Gráfico 3: Ingreso fiscal de las empresas estatales contra el PIB de las mayores economías
Por estas razones, los activos totales del gobierno de China (tierra, empresas no financieras y empresas financieras) totalizan un 300% del PIB, mientras que en EEUU esa cifra llega al 34%.
Gráfico 4: Activos totales del gobierno (%PIB), China y EEUU
Sin embargo, donde la economía de mercado es más dinámica en China es en la industria y la agricultura. La proporción estatal en la industria ha descendido rápidamente a consecuencia de la entrada de empresas extranjeras y privadas, hecho auspiciado por la reforma económica. La propiedad privada en la industria se ha mantenido alta y tanto la industria como la agricultura se han mantenido predominantemente manejadas por el mercado. La mejora de la agricultura en China ha sido la responsable de que más de 114 millones de personas hayan salido de la pobreza en China.
Aunque todavía sigue vigente el sistema hukou que divide a todas las familias chinas en dos categorías: los que tienen un permiso residencial urbano y los que no. Esto ha creado una enorme desigualdad en la economía china.
Por otra parte, China no tiene desarrollado un sistema del bienestar, por su enorme dificultad a la hora de desarrollarlo. Esto hace que muchos de los desincentivos que un Estado del bienestar tienen sobre la economía, no se produzcan en China, a saber: inflación, desempleo, reducción del ahorro, etc.
Conclusión…
La política y economía de China ha estado en constante evolución. Evidentemente China ha experimentado una transformación económica muy importante, adoptando muchas instituciones propias de una economía de mercado, pero manteniendo todavía muchas propias de un sistema comunista, al tiempo que continúa con la retórica comunista. China todavía tiene muchas reformas que hacer para poder ser considerada como una economía de mercado: liberalizar su sector financiero, privatizar sus empresas estatales, favorecer los derechos de propiedad privada y eliminar el control de capitales.
A pesar de ello, se puede considerar que los ciudadanos de China cuentan con los suficientes instrumentos como para ejercer su libertad económica sin demasiadas restricciones. La reforma económica permitió la entrada de empresas extranjeras a China. Esto, unido con la existencia de Hong Kong -uno de los lugares con mayor libertad económica del mundo- hace que existan enormes válvulas de escape en China que alivien enormemente la presión del Estado chino sobre la economía. No en vano, la gran mayoría de las empresas de China están radicadas en Hong Kong y operan como empresas extranjeras en China.
Además, la tecnología ha hecho posible que muchas de las regulaciones emprendidas por China sean altamente eficientes. El control de capitales es usualmente burlado por el uso del Bitcoin. Se estima que la gran mayoría de la actividad del Bitcoin proviene de los mercados on-line radicados en China. Además, el precio del Bitcoin está asociado con el nivel de restricción de capitales en China: a mayor restricción, mayor precio.
En definitiva, la China continental continúa teniendo características de una economía comunista, pero permite el uso de válvulas de escape y libertad de acción en algunos ámbitos que hacen que en la práctica sea posible una economía de mercado muy dinámica.
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