Opinión Por Eddy Olivares Ortega
Las dos conquistas políticas más poderosas alcanzadas por los residentes en el exterior son: a) el ejercicio del derecho al voto en el mismo país en que residen para elegir al presidente y al vicepresidente de la República, y b) la representación de siete diputados en el Congreso Nacional.
Nadie negaría este justo reconocimiento, sobre todo, por el indispensable aporte de esa comunidad a la economía de la nación, a través de las inversiones y ayudas que brindan a sus familiares y relacionados. Las divisas que ellos aportan constituyen uno de los pilares básicos de nuestra economía, sin las cuales tendríamos una cantidad significativamente más alta de pobres.
Sin embargo, estas reivindicaciones no son una contrapartida por su aporte económico, más bien se trata de un derecho que los ayuda a mantener su arraigo a la dominicanidad.
El voto en el exterior, que se ejerce en 17 países de América Latina, no es nuevo. Por ejemplo, en Colombia y en Brasil se empezó a aplicar en los años 1961 y 1965, respectivamente, mientras que en la República Dominicana se inició en el año 2004. La modalidad de este voto es presencial en la región, excepto en El Salvador, que es postal, en México, que es postal y electrónica, y en Panamá, que es postal y por internet.
Por otro lado, en lo referente al reconocimiento de los derechos políticos de los nacionales residentes en el extranjero, en el Diccionario Electoral del Instituto Interamericano de Derechos Humanos se establece que los mismos solo tienen representación en Colombia, con un escaño en la Cámara Baja, en Ecuador, con seis escaños en la Asamblea Nacional, y en la República Dominicana, con siete escaños en la Cámara de Diputados.
Con el objetivo de garantizar una representación equilibrada de la comunidad dominicana en el exterior, se crearon por ley las tres circunscripciones electorales siguientes: la primera, a la que le corresponden tres escaños, que abarca las ciudades canadienses de Montreal y Toronto y las estadounidenses de New York, Massachusetts, Rhode Island, New Jersey, Pennsylvania, Washington DC y Connecticut, por los Estados Unidos; la segunda, con dos escaños, de la que forman parte Curazao, Miami, EE.UU., Panamá, San Juan de Puerto Rico, San Marteen y, finalmente, Caracas por Venezuela, además de otras ciudades de distintos países que posteriormente les han sido agregadas; y la tercera, que incluye las ciudades de Madrid y Barcelona en España, Amsterdan en Holanda, Milano en Italia y Zurich en Suiza.
Los diputados del exterior, distinto a los del Distrito Nacional y las provincias, que se eligen mediante el voto preferencial, se escogen a través de listas cerradas y bloqueadas, las cuales pueden ser presentadas exclusivamente por los partidos y las agrupaciones políticas.
Debido a que el proceso de votación y el voto tienen más integridad en el exterior que en el territorio nacional, el partido de gobierno hará todo lo posible, aunque no tendrá éxito, para que las elecciones se aplacen en el exterior para después del 16 de agosto. No obstante, el 5 de julio del 2020 la inmensa mayoría de los 595,879 electores del exterior votará para ayudar a expulsar del poder al Partido de la Liberación Dominicana.
Sobre el autor
Licenciado en Derecho y Postgrado en Derecho Penal, Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Magíster en Derecho Constitucional y Derechos Fundamentales, Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) y Maestría en Derecho Constitucional y Derechos Fundamentales, Universidad de Castilla La Mancha (UCLM), España. Desde el año 2006 Miembro Fue miembro titular de la Junta Central Electoral (JCE) hasta el 2016.
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