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Ministro MEPYD dicta conferencia

El Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo se moviliza, día tras día, en tres pilares o principios fundamentales: desarrollo, territorio y poder; los cuales están vinculados en siete ejes transversales: equidad de género, territorialidad, participación ciudadana, sostenibilidad, transparencia y rendición de cuentas, grupos vulnerables y transformación digital. El ministro Miguel Ceara-Hatton articula estos principios y los ejes en su primer discurso a todos los colaboradores y colaboradoras que integran la institución rectora del Sistema Nacional de Planificación e Inversión Pública y del ordenamiento y ordenación del territorio, de esta manera se concretan políticas para desarrollar el programa de gobierno que denominamos «Una propuesta de cambio».

Muchas gracias. Es un gran placer estar aquí en esta inducción compartiendo con ustedes algunas ideas que fuimos construyendo desde el partido y que luego se concretaron en un programa de gobierno que llamamos «Una propuesta de cambio».

Una de las características de la economía dominicana es el crecimiento económico. Ya eso todos lo sabemos. Hemos crecido entre 1950 y 2019 alrededor del 5 % promedio. Sin embargo, es una tasa de crecimiento de libro de texto. Hemos tenido seis años recesivos en esos setenta años y la volatilidad de ese crecimiento fue bastante estable. Somos el sexto país de América Latina con niveles de estabilidad. Eso nos da una perspectiva de largo plazo que debió haberse manifestado en los indicadores sociales.

Pero, ¿qué resulta? Cuando uno compara la evolución del producto de la actividad económica con los indicadores de desarrollo y calidad de vida, uno encuentra que hay un gran retraso en la calidad de vida en el país. En estos setenta años todo el mundo avanzó. Eso es claro. En todo el mundo hay una serie de indicadores sociales que han mejorado. Lo que pasa es que en este país esos indicadores han mejorado mucho menos de lo debió haber ocurrido con el ritmo de crecimiento que tenemos. De hecho, otros países mejoraron más que nosotros, con menos e iguales recursos.

Entonces, ese es el gran desafío que tenemos por delante. Por eso es que nuestro objeto de atención fundamental en las políticas públicas ha sido mejorar la calidad de vida de las personas. Mejorar la calidad de vida de las personas implica crear otro tipo de indicadores. No solo podemos medir el éxito a través del PIB, sino que necesitamos otros paquetes de indicadores que nos permitan reflejar qué pasa con la calidad de vida de la gente.

Plantearse la calidad de vida puede ser un concepto muy abstracto. La calidad de vida es la cotidianidad de las personas. Que las personas se levanten y encuentren agua potable en la llave de su cocina o baño para poder cumplir con sus necesidades; que 

tengan electricidad en sus casas para encender la radio, la televisión o la computadora si la tienen; que tengan un transporte adecuado que las lleve de manera digna a su trabajo; que dispongan de un buen servicio de salud y educación, que tengan seguridad ciudadana. Y hablar de calidad de vida es hablar de los indicadores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Esa es nuestra visión. Calidad de vida es mejor la cotidianidad de las personas.

Ahora, de esta visión se desprenden tres principios fundamentales, que son la base de nuestra propuesta: primero, que el desarrollo no es una aventura personal porque el desarrollo no es una acción individual. Es cierto que quien mejora la calidad de vida es la persona en forma individual. Es Pedro, José, María, es cada uno de ustedes y de sus familias. Sin embargo, no es una aventura personal porque se requiere de un sistema de educación, salud, justicia y transporte. De ahí, entonces, es importante que entendamos que el desarrollo no es una aventura individual. Se necesita del sistema de salud o educativo. Se necesita entonces de la intervención de las políticas públicas y del Estado para garantizar un sistema de salud o educativo y transporte. Es decir, todo aquello que se construye para poder vivir en sociedad.

En segundo lugar, si queremos mejorar la calidad de vida de las personas debemos crear las oportunidades donde la gente vive en concreto. Debemos crear las oportunidades y las capacidades donde reside la gente. Y aquí entra el segundo elemento importante de nuestra propuesta: el territorio. El territorio es importante. Tenemos que garantizar que en el Cibao, el Sur, en las provincias fronterizas y en la Línea Noroeste existan las mismas oportunidades y capacidades para la gente. Entonces, el territorio deja de ser invisible para las políticas públicas y se convierte en un elemento transparente y necesario. Necesitamos saber dónde vive la gente y cómo creamos las oportunidades en el lugar donde reside la gente.

El tercer elemento tiene que ver con el poder. El desarrollo no es un problema técnico, sino una relación de poder. Es una lucha en la puja distributiva. La economía genera un excedente económico y hay una lucha entre los diferentes grupos sociales por apropiarse de ese excedente económico. Y eso da lugar a una lucha de poder. Entonces, el poder es un elemento fundamental en las posibilidades de desarrollo. Al final, el desarrollo es la materialización de los derechos; y para que se puedan materializar los derechos, una persona debe tener poder de manera individual o colectiva para garantizar que eso ocurra.  La sociedad es un eterno conflicto y una permanente contradicción. Esa es la naturaleza de la sociedad y de las personas. Se debe lograr a través de la creación de poder en la sociedad un equilibrio y eso lo que se busca con esta propuesta.

Fuente: Ministerio de Economía Planificación y Desarrollo

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