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ORIENTACION POLITICA

LECTURA RECOMENDADA

La Psicología Política ha pretendido en los últimos años, como ha sucedido en otras especialidades de la Psicología, brindar un conjunto de conocimientos científicos, desarrollados y transmitidos por psicólogos políticos reconocidos y que tienen en común pretender describir y explicar el comportamiento político humano.

Sin embargó, como lo señalan Dávila y otros (1998), este esfuerzo ha planteado si bien es cierto un conjunto de conocimientos de carácter amplio y diverso, existen dificultades de integración por las siguientes razones: a) La variedad en los marcos teóricos explicativos del comportamiento humano; b) La falta evidente de una definición, concreta y compartida del comportamiento político. Con la posibilidad de poder concretar de manera más profunda una respuesta a la pregunta ¿Qué es la Psicología Política?, debe entenderse por el comportamiento político aquellas acciones de las personas a nivel psicológico, emocional, conflictivo y conductual que:

a) Influyen en el colectivo amplio de personas en asuntos de interés público o colectivo y que corresponden a acciones de impacto en el orden social.

b) Ordenan, regulan o prohíban algo vinculante para toda la sociedad, sea referido al campo social, económico, ideológico o cultural o en cualquier otra esfera, es decir determinan normas o reglas.

c) Distribuyan, asignen, movilicen o extraigan recursos y/o produzcan bienes y servicios en general.

d) Manifiesten comportamientos alternativos, distintas acciones o planteamientos sobre lo que se debe hacer.
En general, estos comportamientos producen fenómenos sociales y ambientales externos al individuo. Como bien afirma Dorna (2002), la Psicología Política aborda e integra las urgencias sociales en la actualidad: diagnóstico de la crisis actual, de construcción de instrumentos de gestión social, la reorientación de la educación de los ciudadanos, los problemas del liderazgo político y en general la significación psicológica de los fenómenos y movimientos sociales, la violencia y el terrorismo, etc. Las perspectivas de la Psicología Política (Montero, 1999) entonces se sintetizan en ampliar sus intereses en ocuparse de temas antes considerados tópicos de otras disciplinas. Lo político, como afirma la mencionada autora, se hace cada vez más social y psicológico. La teoría psicológica, recurre a lo político como una estrategia de relación con la sociedad. Se puede interpretar por ello a la Psicología Política como una especialidad que se orienta a estudiar los fenómenos sociales.

En este contexto, y más allá de establecer como fin inmediato y principal de la Psicología Política el poder descubrir y explicar el comportamiento netamente político, y entendiendo la Psicología como ciencia vital para mejorar la calidad de vida, es posible defender la utilización de la Psicología Política para la mejora del bienestar de las comunidades humanas (Dávila y otros, 1998). El propósito es facilitar que personas y ciudadanos puedan intervenir con éxito en asuntos políticos y organizacionales, como así mismo puedan elegir buenos gobernantes y legisladores. Fomentar un uso adecuado del poder dentro de una organización sin llegar a generar conflictos mayores es un propósito relevante. En tal sentido, la conciencia política como capacidad fundamental para el liderazgo y el comportamiento efectivo, señala una especial influencia para mejorar las decisiones, influir en los asuntos políticos como organizacionales, mejorando la comunicación y resolución de conflictos (Goleman, 1998). De esta manera y desde una perspectiva crítica la conciencia política representa un factor socioemocional de interés dentro del comportamiento político a nivel teórico y que requiere de mayor investigación como factor psicológico del liderazgo y a su vez como fenómeno esencial del escenario político (Porcel, 2005).

La conciencia política, como aptitud social para interpretar las corrientes emocionales de un colectivo y sus relaciones de poder, debe ser considerada como factor relevante vinculado al comportamiento político en las organizaciones. A través del mismo las personas con dicha habilidad social saben leer con precisión las relaciones básicas del poder, detectan en su percepción social, redes claves en las relaciones entre las personas y asimismo son capaces de comprender las fuerzas de grupos y organizaciones para dar formas a las visiones y acciones de seguidores y/o competidores. Su competencia empática de saber entender y leer con precisión la realidad externa y la propia realidad interna de las organizaciones es una importante capacidad para el manejo del poder y la influencia social, especialmente en el mantenimiento y distribución de percepciones, roles y beneficios dentro de una organización, léase en el comportamiento político, como conciencia organizativa (Goleman y Cherniss, 2005); evidencia la capacidad en el individuo para analizar e interpretar las diversas corrientes de emociones y realidades políticas en los grupos. Representa una competencia trascendente en los roles de contactos y conexiones al interior de las organizaciones también para la creación de la alianza permitiendo y reforzando a los individuos para tener poder e influenciar, independiente de su papel profesional, implica a su vez, conciencia social a nivel organizacional y la capacidad para interpretar situaciones de forma objetiva a nivel personal e interpersonal. La Psicología Política tiene en el estudio de esta variable un tema de especial interés para el futuro.

Perspectivas de la Psicología Política

En la búsqueda de explicar e interpretar el comportamiento psicopolítico, y sus niveles y perspectivas desde los cuales responder a retos y problemas planteados por los diferentes fenómenos objeto de estudio, Mota (1990) y Fernández (1987) definieron cuatro modos de construcción de la psicología política (Montero 1999, p.10): 1) El análisis de los fenómenos políticos en función de los aspectos psicológicos; 2) La intervención en fenómenos de «incidencia política», en base a claros principios psicológicos; 3) El análisis del poder, y finalmente; 4) El análisis crítico, de base marxista, en la interpretación de fenómenos políticos. Es evidente en los dos primeros el establecimiento de un predominio del individuo, como sujeto y actor social (tendencia psicologista). En los dos últimos, la inclinación es hacia la vertiente sociologista, pero también desde una perspectiva crítica el resultado es la exclusión de la intersubjetividad, de reducción de lo psicopolítico, así como la separación de la sociedad y del individuo. Hablamos entonces de una perspectiva de características incompleta.

De una manera más constructiva, Montero (1999) precisa que el nivel o perspectiva de la psicología política expresa únicamente una posición desde la cual los fenómenos psicopolíticos son enfocados de manera útil y sustantiva. En tal sentido, dicha autora establece los siguientes niveles o perspectivas:

Perspectiva Psicosocial

Con dos tendencias, una cognitivista y otra comportamental, esta perspectiva refleja el dominio de la consideración cognitivista (p,12), en el sentido de que se privilegia el estudio de los procesos mediadores a los cuales se atribuye la determinación de la presencia de fenómenos de carácter político; estos factores son de variada complejidad, otorgando mayor o menor autonomía a los sujetos, según les adjudiquen de manera real una condición de actores o reactores en el escenario social- político (actitudes, creencias, motivaciones, valores, prejuicios, estereotipos, representaciones e imágenes).

Perspectiva Psicoanalítica

En esta perspectiva, importante por su dominio y tradición en el plano científico, ha enfocado los hechos psicopolíticos en función de la dinámica propia de los tópicos del psicoanálisis establecido por Freud. Temas privilegiados como la memoria colectiva, los hechos traumáticos, la estructura de la personalidad de los personajes políticos, las explicaciones de comportamientos políticos tanto a nivel de masas como de individuos. Así mismo existen herramientas importantes consideradas para el análisis desde esta perspectiva: mecanismos de negación, represión, inhibición, racionalización, desplazamiento, condensación, intrayección, proyección, catarsis, etc… Como bien señala Mc Giure (1993), esta perspectiva fascinó en la década del 40 por su explicación ambientalista de las experiencias genéticas al ser moldeadas por experiencias tempranas y que han producido trabajos en relación a personajes históricos. Emergen las relaciones entre estructuras de personalidad y actividades políticas a partir del análisis de los personajes de la vida política.

Perspectiva Discursiva

Montero señala en referencia a esta perspectiva que lo que se busca es trabajar de manera aplicada sobre los discursos políticos, comprendiendo que son constitutivos de la política y tienen un papel determinante. A través de ellos, se expresan en su propio escenario los actores políticos. El carácter pragmático reside en el uso que los comunicadores hacen de los signos lingüísticos (Trognon y Larrue, 1994). Se trata de una posición epistemológicamente monista en la cual no se distinguen sujeto y realidad. La realidad entonces es una construcción del sujeto; no existen mediadores, y como bien señala la citada autora sólo procesos de denominación, de descripción, de explicación, de atribución, de significado en una larga y extensa cadena de construcciones en el lenguaje.

Perspectiva Estructural – Funcional

Supone la organización en los individuos de un patrón o de un sistema de relaciones entre pensamiento, lenguaje y acción que cumple la función integradora a nivel racional de conocimientos, intenciones, disposiciones a la acción y comportamientos políticos. Como bien afirma Montero, las hipótesis surgidas en esta perspectiva suelen establecer nexos entre procesos psicopolíticos o comportamiento político y formas de organización económicas o sociales. Las propuestas teóricas señalan el interés por la utilidad esperada de asumir riesgos tomados en decisiones conscientes y racionales en el escenario político. Asimismo proponen la teoría del actor social, la cual postula que las personas están orientadas hacia el logro de metas que reflejan sus intereses personales (p.15). Son importantes las elecciones conscientes, las preferencias consistentes, la capacidad de elección según la utilidad esperada, como también la mayor información sobre alternativas disponibles y consecuencias de sus elecciones.

Desde la perspectiva psicosocial y la perspectiva estructural funcional, en relación a factores mediadores de base socioemocional y en base a la orientación hacia el logro de metas y comportamientos social respectivamente, la conciencia política constituye una competencia socioemocional importante en este campo como capacidad para relacionarnos con los demás en base al manejo de las relaciones de poder y para generar influencia en los demás (Goleman, 1999).

La Conciencia Política

Como capacidad relevante de la Inteligencia Emocional, la conciencia política permite un reconocimiento de las corrientes emocionales y de las relaciones de poder propias de un grupo. Según el propio Goleman (p.223), implica una doble toma de conciencia, es decir saber identificar corrientes sociales y políticas subterráneas.

Las personas dotadas de esta competencia presentan una serie de comportamientos y actitudes que les permiten:

a) Advertir con facilidad las relaciones claves de poder.

b) Percibir con claridad las redes sociales más importantes.

c) Comprender las fuerzas que modelan el punto de vista de las acciones o conductas de otras personas como competidores y seguidores.

d) Interpretar de manera adecuada tanto la realidad externa como la realidad interna de una organización o grupo.

En recientes aportes del afamado autor (Goleman, 2005), la conciencia política ha sido rebautizada como conciencia organizativa y forma parte de la teoría del rendimiento sobre la inteligencia emocional. Expresa una competencia social de reconocimiento emocional orientada hacia los demás (p.65). Siendo una capacidad de nivel dentro del conjunto de conciencia social, permite interpretar con precisión a personas y grupos. La conciencia organizativa, representa una capacidad socioemocional para interpretar las corrientes de emociones y realidades de tipo político en los grupos. Goleman constituye una competencia importantísima en las redes de contactos y conexiones internas y de forma especial en la creación de alianzas políticas y también organizacionales que facilitan en las personas las capacidades de influencia, independiente de su papel profesional. Es útil para comprender las jerarquías sociales, distinguiendo a las personas «estrellas», sea a nivel profesional, organizativo y político. Según Boyatzis (1982) refleja la capacidad para interpretar situaciones de manera objetiva, sin la distorsión de sus propias inclinaciones y suposiciones, y que por consiguiente permite a las personas a responder con eficacia (En Goleman, 2005; p.74).

La especial utilidad de esta competencia se resume en lo siguiente:

a) Las personas deben disponer de una rica red de relaciones y saber perfectamente lo que ocurre, su inteligencia social incluye el manejo de las realidades superiores que afectan a la organización.

b) Implica saber armonizar puntos de vista aparentemente contrapuestos ya sea dentro de la organización o en su mundo social, sin esta sensibilidad política se pierden las múltiples perspectivas ofrecidas por compañeros, jefes, clientes, subordinados, competidores y sus clientes. Se construye sobre el autocontrol y la empatía emocional.

c) Permiten la construcción de una experiencia de aprendizaje denominada sabiduría política, es decir una comprensión profunda de la dinámica oculta y permite ser capaz de percatarse de las cuestiones más preocupantes para quienes toman decisiones a nivel político-organizacional. Es decir, como comportamiento político, requiere de una visión amplia o percepción interpersonal del mundo en general, incluyendo presiones que operan sobre grupos, mercados, los avances tecnológicos, las propias fuerzas políticas, etc; que a su vez determinan las oportunidades y limitaciones de una organización (Goleman, 2001; p.226). Resulta interesante precisar que el desinterés por la política organizativa constituye un problema, porque la carencia de sensibilidad política suele impedir a las personas influir sobre los demás. No basta por ello una comprensión de la estructura formal de la organización. La conciencia política, a nivel psicológico requiere de una aguda comprensión de la estructura informal y de los centros de poder no expresivos propios de toda organización o grupo social y/o político, así como distintas habilidades de tipo personal, configurando el rol de líder.

Conciencia política una habilidad que se debe dearrollar


Carmen García Nuñez del Arco*

Escuela Profesional de Psicología, Universidad de San Martín de Porres

http://pepsic.bvsalud.org/

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