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Opinión por Manuel Díaz Aponte

Ha sido un excelente ejemplo de civismo y de unidad las primarias internas en el Partido Revolucionario Moderno (PRM), en la que fue escogido el licenciado Luis Abinader como candidato presidencial.

Los miembros y dirigentes de la organización opositora brindaron al país un espacio comicial interno caracterizado por la armonía y sensatez política.

Abinader obtuvo 73,84% de los votos de las primarias cerradas en el PRM, efectuadas en completa armonía y sin sobresalto.

Hay que destacar la postura firme y democrática del ex presidente de la República, Hipólito Mejía, quien buscaba la nominación como candidato presidencial. A pocas horas de conocerse los resultados de la contienda interna en el PRM, Mejía felicitó a su contendor y anunció que trabajará activamente para lograr la victoria de esa entidad política en las elecciones presidenciales de mayo del 2020.

Era lo que se esperaba de un dirigente experimentado y de notoria madurez política que entiende perfectamente que las posiciones públicas o privadas son transitorias y que además, el relevo político como en cualquier otra actividad humana no se debe torpedear.

Tanto Mejía como el ahora candidato presidencial del Partido Revolucionario Moderno, Luis Abinader, están conscientes de la responsabilidad que ambos han asumido ante sus seguidores y partidarios y en el seno mismo de la sociedad dominicana que anhela cambios sustanciales en el estilo y forma de conducir los destinos del Estado.

La transparencia en el manejo de los recursos públicos es una de las más sólidas demandas de la población expuesta constantemente en los medios de comunicación.

Precisamente esa es una de la principal oferta electoral de Abinader quien ha prometido que de llegar al poder nombrará un Fiscal General Independiente para tratar los casos de corrupción en el gobierno.

Agitación Política

El país vive un clima de perturbación política que podría llevar al Partido de la Liberación Dominicana (PLD) a la división después de casi veinte años en el poder.

La disputa interna que ha seguido a la realización de sus primarias el pasado domingo seis tiene una dimensión que muchos analistas entienden que la organización fundada por el ex presidente Juan Bosch en 1973, difícilmente pueda acudir unida a las elecciones presidenciales del 20 de mayo del año venidero.

Ante ese cuadro, evidentemente que la oposición saldría ganadora sobre todo teniendo a un dirigente y candidato presidencial como el economista Luis Abinader, que defiende la modernización de la administración pública y del aparato productivo con la participación del Estado y de inversionistas nacionales e internacionales para generar nuevos empleos.

El aspirante presidencial constantemente expone la urgente necesidad de un cambio político en la conducción de las estructuras gubernamentales basado en el manejo estricto de los recursos públicos.

Lo que más demanda la sociedad dominicana actualmente es respeto y civismo así como buenas actitudes entre sus integrantes.

Los niveles de violencia registrados son preocupantes con saldos de muertes y heridos en diversas circunstancias, afectando inclusive a menores de edad.

Es un imperativo que el país limpie su imagen ante la comunidad internacional tras el escándalo de corrupción de Odebrecht que envuelve a políticos, legisladores, empresarios y que sigue ventilándose en la Suprema Corte de Justicia.

Recientemente un estudio de la ONG Transparencia Internacional (TI) difundido en Berlín, Alemania, coloca a la República Dominicana como el segundo país más corrupto de Latinoamérica. El primero es Venezuela y el tercero Perú.

Mientras la opinión pública da seguimiento a la disputa en el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) por los resultados de las primarias internas, es de justicia reconocer el hermoso ejemplo de armonía que exhibe el PRM.

Por Manuel Díaz Aponte

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Fuente Diario Digital

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