Opinión por Antonio Almonte

Mangos, aguacates, lechosas y frutas parecidas, así como hortalizas diversas, fueron letalmente atacadas durante el periodo 2015 al 2017 por una agresiva plaga de la llamada Mosca Mediterránea de la Fruta, o Ceratitis capitata.

El impacto fue tal que la noticia corrió fuera del país, y en breves semanas el Servicio de Inspección de Sanidad Animal y Vegetal de los Estados Unidos (APHIS) dispuso la prohibición de la entrada de frutas y hortalizas a territorio estadounidense provenientes de la Republica Dominicana. La rápida diseminación de la plaga atemorizó a nuestros productores, que exportan alrededor de 700 millones de dólares de productos agrícolas, de los cuales aproximadamente el 30% corresponde a frutas y hortalizas.

¿Cómo fue eliminada la mosca mediterránea en el país a tal punto que en el 2017, en conferencia de prensa, se declaró la Republica Dominicana libre de moscas del mediterráneo?                                                                                                                                                                                                         

Se logró, simplemente, liberando en territorio nacional, por vía aérea y por tierra, más de 4 mil millones de moscas Ceratis capitata machos, esterilizados para procrear, traídos desde un criadero especial en Guatemala. Esos millones de moscas machos fueron esterilizados con rayos gamma emitidos por núcleos radiactivos de átomos de Cobalto 60. Esa tecnología ha sido promovida por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), de las Naciones Unidas, como cooperación técnica nuclear con numerosos países.

El impacto de la plaga derivó en pérdidas superior a los 40 millones de dólares para el país, según un informe del Ministerio de Agricultura en el 2017.

Ejemplos de aplicaciones pacificas de técnicas nucleares, también abundan en el área de la salud  (radioncología, gammagrafía nuclear, ciclotrón para producción de radiofármacos de vida corta, así como  estudios metabólicos); irradiación de alimentos agrícolas para eliminación de bacterias y extender su vida de exposición y venta en los mercados extranjeros y locales (ajo. cebolla, mango, aguacate, otros). En América Latina hay numerosas plantas de irradiación de alimentos para exportación y consumo local basadas en haces de rayos gamma. Las técnicas nucleares también están muy difundidas en estudios hidrológicos, ambientales, ensayos no destructivos industriales, etcétera.

Ese es, en resumen, un limitado inventario de técnicas y aplicaciones que, junto a las plantas nucleoeléctricas de potencia y a los proyectos armamentísticos, han quedado bajo la denominación sombrilla, genérica, ya universal, conocida como nuclear affairs o asuntos nucleares.

Para la planificación, financiamiento, aprovechamiento y regulación de tales asuntos los estados de casi toda América Latina han creado viceministerios, direcciones generales, comisiones nacionales o institutos especializados, siempre como dependencias gubernamentales.

En la República Dominicana tenemos un viceministerio de energía nuclear en el Ministerio de Energía y Minas. En comparación con otras naciones, nuestros proyectos y posibilidades nucleares en el corto plazo son menores, pero muy importantes para la evolución tecnológica nacional en rubros vitales. Tal parece que la actual titular de ese viceministerio tiene claros esos objetivos.

Sobre el autor

Actual Director Ejecutivo de la Comisión Nacional de Energía del PRM. Graduado en física y en ingeniería nuclear (Madrid y Londres).

Fuente Acento