Por Huascar Casado

Al concluir la segunda decada del presente siglo. Uno donde se puede apreciar los grandes «avances» de la humanidad. En Tiempos de mayor explendor de la tecnología de la información y donde la sociedad se ufana de los grandes adelantos en materia institucional. podemos ver cómo, junto a toda esa «belleza», de forma alterna se manifiestan actitudes de total incoherencia, propias de sociedades con cientos de años de atrazo.

Tener que presenciar como un país sufre impotente, ante un gobierno carente de los mas mínimos escrupulos, abusan de la forma mas víl y cobarde las mas perversas manifestaciones de poder ráncio y putrefacto. Con un espectáculo triste de imponer una suprema corte de justicia, a la medida de intereses del poder gobernante nos deja muy claro, como la ambición, puede llevar a perder la perspectiva y dirige a sus titulares en maniobras propias del caudillismo de siglos pasados.

Lo antes expuesto, fuere poco menos traumático, si además de lo antes descrito, no hubiesemos visto la humillación, el agravio y la desconsideración a una mujer, como la magistrada Miriam Germán referente y modelo de una conducta intachable ante una sociedad digna de buenos ejemplos.

El momento nos presenta una SUPREMA que si tiene CORTE, pero, que no tendrá la libertad, para hacer JUSTICIA.