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Por Jorge Amado Méndez

Este sábado primero de febrero de 2025 el PRM cumple ya 10 años de existencia. Es increíble como en tan corto tiempo su dirigencia logró conformar todas las estructuras y organismos del partido para encabezar la oposición en las elecciones del 2016, cuatro años después ganar las elecciones y ratificarse en el 2024, desplazando a los demás partidos del sistema y convirtiéndose en la primera fuerza política del país. Es justo reconocer que esto no hubiese sido posible sin el compromiso asumido por sus principales líderes, encabezados por Luis Abinader e Hipólito Mejía, quienes se entregaron en cuerpo y alma en un trabajo tesonero y siempre con un gran espíritu democrático.

El Partido Revolucionario Moderno (PRM) surgió del desprendimiento de un PRD que dio la espalda a su militancia y no la escuchó cuando pedía renovación de sus estructuras y liderazgos. Esa negación a los procesos democráticos es todavía hoy su mayor característica. Por eso el PRM nace con una idea de cambio en la manera de ejercer la política partidaria, de establecer reglas claras y transparentes con miras a celebrar procesos internos que permitan por medio de una democracia efectiva escoger sus liderazgos y relevos. Y hasta el día en que escribo estas líneas este ha sido el norte de las acciones de su dirigencia.

Hago estas reflexiones porque diez años después, son muchos los retos que enfrentará el PRM de hoy, como primera mayoría en las simpatías del electorado. Es importante que recordemos aquella frase tan cierta atribuida al filósofo Santayana, de que aquel que no conoce su historia está condenado a repetirla. Para su militancia es fundamental mirar hacia atrás, analizar aquella crisis y entender sus consecuencias. Es esencial que pueda mantener sus estructuras internas con la capacidad de abordar sus conflictos sin que los mismos tengan que ponerse en manos de otras instancias. Promover una verdadera democracia efectiva y limpia, tanto interna como externa, creando espacios de diálogo e intercambio que nos permita enfrentar esos retos, iniciando con el proceso de renovación de autoridades partidarias previsto para 2026.

El PRM tiene un compromiso con esta sociedad que está obligado a cumplir. Es importante seguir el ejemplo de Luis Abinader, quien a pesar de su gran aceptación en el pueblo dominicano y que perfectamente pudo intentar lo que otros hicieron en el pasado para permanecer en el poder, decidió asumir solo los dos periodos establecidos, cerrarse constitucionalmente aun más las puertas y no convertirse en retranca para la alternabilidad y la recomendable sucesión.

Los retos están identificados, el relevo está ahí y la responsabilidad de mantener el partido en el poder está en sus manos.  Hace 10 años soñamos y fundamos un partido, uno donde conviviera lo mejor de las luchas históricas con lo mejor de un liderazgo emergente, así nació el PRM.

Unidad y renovación, que así nos encuentre el 2028.

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