Orientando en valores

Orientación política y Ciudadana

Fomentando principios, valores y hábitos

1.-La familia está llamada por naturaleza a ser la primera formadora de valores en los hijos

Todo parte del propósito fundamental de los padres que les compromete con la felicidad de los hijos a darle lo mejor de sí mismos, sus propios valores. Por eso no es extraño que los propongan a sus hijos, primero con el ejemplo, para que ellos los practiquen e incorporen a su vida en forma de hábitos estables.

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2.- Cada uno de los hijos representa una tarea única

Los padres ejercen con sus hijos lo que podríamos denominar un “liderazgo artesanal”, en el sentido de que cada uno de los hijos representa una tarea única, lo más parecido a una obra de arte que se trabaja singularmente y que se podrá concluir en la medida en que cada uno de ellos aprenda a navegar en la vida por sí mismo.

3.-Los padres quieren que sus hijos crezcan sanos y saludables con valores morales y espirituales

Los padres quieren que sus hijos crezcan sanos y saludables y que puedan disponer de ciertos medios materiales para su vida y que sepan usar bien su libertad. Pero, sobre todo, que posean ciertos valores morales y espirituales que les permitan ser personas verdaderamente felices, que lleven la felicidad a otros y que sean buenos ciudadanos.

4.-Lo principal para los hijos es el permanente respaldo afectivo de sus padres

Eso supone aceptarlos como son y dedicarse a ellos en tiempo y en atención. No basta que un padre o una madre piensen que les dedican poco tiempo pero de calidad. Es necesario que la cantidad de tiempo sea proporcionada a las necesidades de los hijos.

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5.-La vida de los padres está marcada por la entrega

Marcada por la donación de uno al otro y de los dos a sus hijos. Esto no se realiza de un solo golpe o porque se exprese el deseo o la intención de entregarse. Es un largo proceso, que se realiza poco a poco, por pasos, con continuidad, con perseverancia y adelantándose a poner de su parte todo lo mejor, sin descanso aunque a veces haya cansancio. Esa entrega acrisola los valores que aspiran a forjar en los hijos y los prepara para afrontar las contrariedades de la vida.

6.- El clima del hogar debe estar caracterizado por el amor mutuo y la confianza.

que llevan a luchar cada día, con la esperanza de hacerlo mejor y de mejorar personalmente en la tarea de hacer mejores a los hijos, en un constante comenzar y recomenzar en el que los unos se apoyan en los otros, logrando la fortaleza del conjunto

7.- Los padres deben ser buenos observadores, vigilar con el corazón

7. Nada de lo que pase a alguien en la familia puede ser ajeno a los otros. Y más cuando se trata de algo que pasa a los hijos. Por eso los padres los deben llevar en su cabeza y su corazón vayan donde vayan y pase lo que pase. Eso les llevará a ser buenos observadores, a vigilar con el corazón y a limitar su propia libertad para bien de ellos. Muchas veces la libertad se obtiene como fruto de una entrega generosa.

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8.- Aprovechar períodos sensitivos para arraigar conocimiento y valores

8. Los hijos poseen unos “instintos-guía” que son impulsos naturales de conocer, de aprender, de querer, parecidos a los que tienen de llorar, comer o caminar, y unos “períodos sensitivos” en los que se les facilita más el aprendizaje de los conocimientos y de los valores. Hay que saber aprovechar esos períodos para arraigar en ellos los valores. Por ejemplo, y para dar una idea que no pretende ser una regla exacta: la laboriosidad, la constancia o la generosidad (entre los 2 y los 6 años); el estudio, la sinceridad, el orden o el respeto (entre los 6 y los 10 años); la justicia, la amistad o el patriotismo (entre los 10 y los 16 años); y la prudencia, la lealtad o el optimismo (de los 16 en adelante).

9.-El desarrollo de valores en la familia se basa en la espontaneidad y la libertad.

A los hijos no se les imponen: se les anima e impulsa a vivir consciente y deliberadamente algunos valores en forma explícita, porque implícitamente reciben otros a través del ejemplo de los padres y también de los maestros. Ofreciéndoles motivos para hacerlo, haciéndoles sentir la satisfacción al vivirlos y reconociendo sus esfuerzos por hacerlo

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10. Pasar y enseñar los valores esenciales

Los valores esenciales (fé amor, libertad, justicia, laboriosidad, respeto, amistad, laboriosidad…) echan sus raíces en la vida familiar. El colegio refuerza esos valores y ofrece otros. Trabajar por el arraigo de lo esencial o fundamental debe ser la preocupación permanente de los padres y maestros. En cambio no deben dar importancia a lo accesorio o secundario (gustos, modas, aficiones…La batalla no hay que darla ahí, porque son cosas pasajeras.

«La familia es la esperanza de la vida, la base de los valores y la fortaleza de los niños»

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Fuente De Gerencia