OPINIÓN
Por Arturo Martínez Moya
Por las medidas monetarias restrictivas necesarias para ganarle la guerra a la brutal inflación (mayormente importada), el crecimiento del PIB real perdió fuerza en los primeros seis meses de 2023. Redujo el ritmo a 1.6% en el primer trimestre y a 1% en el segundo, y aunque acelero a 2.7% y 4.1% en el tercer y cuarto trimestre, respectivamente, respondiendo a estímulos monetarios y aumentos inversión pública, no se pudo evitar que sumando el PIB real generado en los cuatro trimestres el crecimiento interanual ralentizara a 2.4%, la mitad del alcanzado (4.9%) en 2022. Es decir, para vencer la brutal inflación pagamos un alto precio, 50% del crecimiento potencial.
La muy buena noticia es que son superiores los beneficios en el corto y mediano plazos, por lo que debemos sentirnos orgullosos de la efectividad de la política fiscal y monetaria, ponderada de manera positiva por los organismos internacionales y firmas calificadoras de crédito. Destaco solo algunos de los beneficios.
Uno, por la desinflación o desaceleración paulatina y persistente de la tasa de crecimiento del índice de precios, acumulado 691 puntos porcentuales, de 10.48% en mayo de 2021 a 3.57% en diciembre 2023, el deflactor del PIB (los precios de la economía) aumentó solo un 5,5%, razón por la que el avance del PIB a precios corrientes fue de 7.9% (2.4% + 5.5%) en 2023.
Dos, la caída del crecimiento PIB real en 2023 no fue por cambio en ciclo de inversión productiva, de haber sido de esa manera se habría frenado la creación de empleo, lo que sustenta el consumo y, en definitiva, el avance de la economía. Por ello, podemos esperar, con alta probabilidad, que el crecimiento del PIB real de 4.9% en enero 2024, se haya hecho acompañar de más empleos y/o aumento de la productividad aparente laboral, y que lo mismo suceda con el pronóstico de crecimiento para el año alrededor del potencial, por lo que implicará, seguirá en descenso la tasa de desempleo de la población activa, cumpliéndose el objetivo central de la política económica del Gobierno de Luis Abinader.
Tres, de hecho, explica que 95% de la población activa (5,213,235 personas) estuviera ocupada y 5% (260.258 personas) desocupada en diciembre 2023. Y que el volumen de ocupados aumentara en 178,219, hasta 4,952,977 personas, lo que supone un crecimiento interanual elevado, 3.6%, superior al crecimiento del PIB real de 2,4% en 2023. Sin duda hemos tenido, y seguimos teniendo, un crecimiento del PIB real intensivo en empleos.
Y cuatro, basado en las estadísticas comentadas sobre los beneficios de la rápida desinflación, que continuó en febrero, los precios aumentaron 3.30 % en tasa interanual, por debajo del centro rango meta de 4.0 % ± 1.0 %, para el FMI y Banco Mundial este año nuestro PIB real crecerá alrededor de su potencial de 5%, y que será uno de los mayores avances en América Latina y el Caribe.
Precisamente, por la solidez mostrada por la economía, con un PIB real (ajustado por inflación) que aumenta alrededor de su potencial, inversores dominicanos y extranjeros se asocian para elevar sus apuestas en diferentes sectores productivos en todo el país, no obstante el pronóstico del Banco Mundial, que el crecimiento global desacelerará por tercer año consecutivo, de 2,6 % el año pasado a 2,4% en 2024.
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