Por Rosario Espinal
Uno de los temas de discusión electoral de los últimos meses ha sido si los resultados de las elecciones municipales del 16 de febrero indicen, determinan, o no tienen efecto en las elecciones presidenciales y legislativas de mayo.
Cada bando político plantea lo que más le conviene. En general, los que piensan que van a ganar en grande indican que febrero determina mayo, y los que no van a ganar muchas posiciones en las municipales dicen que febrero no tiene un efecto significativo en mayo.
Ambas posiciones necesitan enmiendas. Las elecciones de febrero sí indicen, pero no necesariamente determinan los resultados de las elecciones de mayo.
Veamos cómo inciden y por qué no necesariamente determinan.
Primero: el partido que gane la mayoría de las posiciones a alcalde y director de distrito municipal muestra indiscutiblemente que tiene mayor fuerza electoral en esas municipalidades. Eso es positivo para ese partido hacia mayo porque ya probó su fuerza y no hay mucha distancia temporal entre febrero y mayo. Es decir, la probabilidad de que la tendencia se mantenga es alta.
Lo difícil es que un partido que no logre una cantidad importante de alcaldías y distritos en las elecciones municipales de febrero pueda obtener una cantidad importante de votos en las elecciones presidenciales y legislativas de mayo
Pero ¡ojo!, las posiciones municipales se ganan por mayoría simple; es decir, un alcalde o director de distrito municipal puede ganar, por ejemplo, con el 40% de los votos, aunque todos los demás candidatos que perdieron sumen 60%.
El partido que gane con una mayoría relativa en febrero, para mantener su ventaja en las elecciones legislativas de mayo, necesita que se reproduzca al menos la misma fragmentación de la oposición; y para ganar las presidenciales en primera vuelta, necesita aumentar su caudal de votos para lograr mayoría absoluta. Hay que ver entonces para cada municipio con que amplitud se gana.
Segundo: la mayor incidencia de las elecciones de febrero en mayo consiste en que el partido que gane la mayoría de las alcaldías y distritos municipales llega a las elecciones de mayo con una infraestructura política municipal más fuerte que los perdedores. Los funcionarios municipales electos se juramentan en abril y tienen la capacidad de movilizar recursos y personas a beneficio de su partido. Los derrotados tendrán menos recursos y menos ánimo para impactar las elecciones de mayo.
Tercero: por patrones conocidos del pasado, es de esperarse que en las elecciones del próximo 16 de febrero acuda a votar un porcentaje significativamente menor que a las elecciones de mayo. Es decir, en mayo votarán los que fueron a votar en febrero (son los más activistas o motivados a votar) y otro segmento que se abstuvo (quizás tanto como un 20% del padrón electoral). Si ese nuevo flujo de votantes en mayo se comporta electoralmente igual que los que acudieron en febrero, entonces febrero determinaría mayo. Si no, la influencia de febrero en mayo sería menor.
¡Ojo!, existe la posibilidad de que los que se abstuvieron en febrero se inclinen significativamente más en mayo por el partido que quede en segundo lugar en febrero. Es solo una posibilidad, pero no puede descartarse del todo.
Lo difícil es que un partido que no logre una cantidad importante de alcaldías y distritos en las elecciones municipales de febrero pueda obtener una cantidad importante de votos en las elecciones presidenciales y legislativas de mayo.
Las elecciones de febrero establecerán el parámetro de competitividad para las elecciones de mayo, sea de dos o tres partidos principales, en función de cuántas alcaldías y distritos municipales logre cada partido que compite en febrero.
Sobre la autora
Rosario Espinal: Autora de los libros “Autoritarismo y Democracia en la Política Dominicana” y “Democracia Epiléptica en la Sociedad del Clic”, y de numerosos artículos sobre política dominicana publicados en revistas académicas en América Latina, Estados Unidos y Europa. Doctora en sociología y profesora en Temple University en Filadelfia, donde también ha sido directora del Departamento de Sociología y del Centro de Estudios Latinoamericanos.
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Fuente Acento