Opinión
El conflictivo 2020
Por Bernardo Vega
Tan solo el economista Nouriel Roubini predijo la crisis bancaria del 2008. Ahora dice que al 2019 le irá bien, pero que en el 2020 el mundo sufrirá una crisis financiera seguida por una recesión global.
En el 2020 tendrán lugar elecciones presidenciales tanto en la República Dominicana como en Estados Unidos. En años electorales los políticos dominicanos tienden a “desguañangar” a nuestra economía, aumentando el déficit fiscal y posponiendo aumentos de precio y toda otra medida impopular, con o sin crisis internacional ¿Cuán preparada estará nuestra economía en el 2020 para resistir un choque externo originado, según Roubini, por la insostenibilidad del estímulo fiscal norteamericano; por el sobre calentamiento de esa economía; por los aumentos en las tasas de interés norteamericanas dictaminadas por la FED; por incrementos en el precio del petróleo, el carbón y el gas natural, estimulados por crisis políticas en el Medio Oriente; por las disputas comerciales iniciadas por Trump; por la desaceleración de las economías europeas y asiáticas y por las pérdidas en las bolsas de valores, entre otras razones?
Es cierto que nuestra economía es la que más crece en el continente y lo hace con una tasa de inflación y devaluación muy moderadas. La relación peso/dólar del 50 por uno fue colocado en las proyecciones de nuestro presupuesto hace once meses y se dio. También es verdad que nuestras reservas internacionales están altas y que nuestro sector privado es el que más ha contribuido al crecimiento. También es cierto que el sistema de bancos múltiples está sano y que el turismo, las remesas y las zonas francas crecen.
Pero ¿podríamos seguir endeudándonos en el exterior a las bajas tasas del presente si sobreviene una crisis mundial y aumenta la tasa de interés? ¿Las muy inusuales críticas públicas de Trump al gobernador del Banco Central norteamericano por subir los intereses socavarán al dólar? Con la construcción de una enorme planta eléctrica de carbón hemos caído irónicamente en la trampa de que ella misma, por lo lento de su encendido, obliga a colocar un tope a la proporción de la energía que podemos producir con el viento y el sol, la cual por su propia naturaleza no genera 24 horas al día. Otra cosa hubiese sido si Catalina consumiese gas natural, pero cuando se decidió construirla no había gas para destinos caribeños. Ahora lo traemos desde Estados Unidos. Estamos obligados pues a generar las dos terceras partes de nuestra energía importando petróleo, carbón y gas, cuyos precios aumentarán, según Roubini. El carbón que recientemente adquirió Catalina es de origen americano, cuando con anterioridad solo nos suplíamos desde Colombia.
Con la limitación que ya se ha impuesto nuestro gobierno en el presupuesto del año que viene en cuanto a endeudamiento externo adicional, luce improcedente tomar prestado a China. Si en las zonas francas de chinos estos insisten en solo emplear a sus conciudadanos, como ya luce que será, ¿qué sentido tendrían zonas francas chinas que no pagan impuestos ni emplean a dominicanos? Si dependemos tanto de Estados Unidos por nuestro turismo y remesas, ¿estos no se verían afectados por una recesión en el norte, que incluiría también a Canadá? Las disputas comerciales que inició Trump con China y Europa, ¿afectarán también al DR-CAFTA? ¿En quién creer, en Trump o en Roubini?
¿Cuál político dominicano, actuando como presidente en el 2020, podría mejor ayudarnos a enfrentar un posible vendaval importado?
Gracias a Dios que entre nosotros luce que actualmente no tiene posibilidades de ganar un Bolsonaro. Pero, ¿en medio de una gran crisis cambiaria esa percepción?
FUENTE acento.com.do
