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Opinión

Campañas al desnudo

Por Orlando Jorge Mera([email protected]).-

En febrero de 2019, el director de Diario Libre, Adriano Miguel Tejada, en su acostumbrado AM, rememoró un escrito suyo del año 2012, cuando hizo referencia a la campaña sucia y la campaña negativa.

En dicho artículo, Tejada marcaba la diferencia fundamental entre una y otra, siendo la negativa, la práctica de resaltar falencias o errores de candidatos opuestos para convencer al electorado de que no voten por determinadas personas. Hasta ahí, válido, pues el electorado debe conocer a sus aspirantes.

Sin embargo, si hablamos de “campaña sucia”, nos referimos a la lamentable forma de apelar a recursos que cruzan los límites de la ética, el respeto y la verdad, ya que son datos falseados o inventados contra un candidato o partido, objetivo que no repara en romper todas las reglas de la democracia si se trata de conseguir lo que buscan. “Quien desarrolla una campaña sucia no busca informar al público, sino engañarlo, engatusarlo”, escribió Tejada.

En la actualidad, en medio de la peor crisis sanitaria, económica y social del último siglo, y encaminados a celebrar elecciones el próximo 5 julio, la campaña sucia ha sido la regla y no la excepción; la carta empleada por el partido de gobierno producto de su deterioro progresivo, y que ha visto cómo su popularidad, respaldo electoral y proyección de victoria se han erosionado tan rápido como la credibilidad de sus denuncias.

La campaña sucia ha quedado una y otra vez desenmascarada. Ocurrió en febrero pasado, cuando se suspendieron las elecciones municipales tras haberse encontrado gravísimas irregularidades en el sistema de voto automatizado.

En ese entonces, el PLD acusó al PRM de orquestar un intento de fraude, involucrando a personas inocentes, sin pruebas incriminatorias, dañando para siempre el nombre y honor de ciudadanos que nada tuvieron que ver en esa debacle. Más tarde, la denuncia fue retirada por la fuerte presión de la sociedad civil y de los actores internacionales.

Y ahora, a poco más de 50 días de las elecciones presidenciales y congresuales, el PLD nueva vez, viéndose derrotado, acude a la campaña sucia, a la inmoralidad y el desecho de los valores democráticos, para intentar sin éxito enlodar al PRM y sus candidatos, atribuyéndoles responsabilidades de desastres ambientales, cuya culpabilidad tiene su origen en el caos que 16 años consecutivos, y 20 en total, ha dejado el partido morado.

Ese es precisamente el “Talón de Aquiles” de la campaña sucia: no resiste análisis, carece de credibilidad y es síntoma inexpugnable de desesperación, porque lo que viene es inevitable: un cambio para bien, el fin de la larga noche peledeísta y una nueva era de prosperidad y crecimiento para el pueblo dominicano. Lo lograremos.

Fuente El Nacional

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