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ES TIEMPO DE TRABAJAR MAS DURO

Cómo ser un buen servidor público: las 7 cualidades que necesitarás para tener éxito

Si cree en las representaciones de los servidores públicos en las películas y la televisión, es probable que piense que son un grupo aburrido y oficioso cuya afinidad por la burocracia no conoce límites. Mientras tanto, los medios de comunicación tradicionales a menudo retratan a los funcionarios públicos como autócratas sin alma, incluso corruptos, que se preocupan más por el resultado final que por los ciudadanos.

Apolítico trata de arrojar una luz diferente sobre los trabajadores del gobierno, una que enfatice su optimismo, ingenio y espíritu de colaboración. Pero, ¿qué habilidades y valores necesita realmente para prosperar en el servicio civil moderno? Nos dirigimos a nuestros miembros, servidores públicos desde Dinamarca hasta Sudáfrica, para averiguarlo.

1. Amabilidad

Natasha Lewis , analista principal de políticas del Ministerio de la Mujer, Nueva Zelanda

Paciencia, resiliencia y amabilidad. Uno de mis dichos favoritos, que aprendí de una mujer brillante que administra un centro de investigación en la Universidad de Auckland, es «Todos aquí son inteligentes, así que distíngase por ser amable». O una versión más simple, que era una calcomanía en su computadora portátil: «Amigo, sé amable».

Con demasiada frecuencia, equiparamos la amabilidad con la falta de asertividad o incluso con ser un pusilánime. Hay tanta gente llena de ideas brillantes. Pero aquellos con la amabilidad de crear formas inclusivas y poderosas para diseñar, dar forma, entregar y evaluar esas ideas brillantes son con quienes sigo queriendo conectarme y aprender.

2. Juicio astuto

Syed Muntasir Mamun , Director del Ministerio de Relaciones Exteriores, Gobierno de Bangladesh

Yo diría que la capacidad de ver a través de alguien. El servidor público se encuentra en una posición única: está atado por la maquinación de un maestro político. Tiene que entregar a caras desconocidas. Uno tiene que ver a través de los velos, ya que hay muchas máscaras que la gente usa. Para un servidor público, esto es muy importante, que entienda a qué máscara le está hablando. Si entiendes eso, resuelve muchos misterios y angustias. Los siguientes pasos son imaginación, trabajo duro, trabajo en equipo y una mente abierta.

3. Habilidades preparadas para el futuro

Aarathi Krishnan , Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja

La cara del gobierno está cambiando: el cambio no es solo en los poderes geopolíticos, sino en los poderes crecientes de las ciudades, de los sectores privados, de la sociedad civil. Necesitamos repensar el servicio público en general. ¿Cómo capacitamos a los departamentos gubernamentales para que estén preparados para un futuro complejo y cambiante y las necesidades y vidas cambiantes de los ciudadanos? Necesita un replanteamiento, no solo de las habilidades, los servicios y los programas, sino también el tipo de talento y habilidades para las que contratamos.

Los servidores públicos deben ser considerablemente más alfabetizados en datos y tecnología para comprender los poderes y las oportunidades que brinda la tecnología emergente . Necesitan la capacidad de ir más allá de los programas y políticas de «marcar la casilla» y adoptar enfoques y socios innovadores .

4. Equidad

Zakhele Mbhele , Miembro del Parlamento, Sudáfrica

Creo que lo que hace a un buen servidor público, particularmente en términos de políticos y funcionarios políticos, es la calidad de operar desde una premisa de ideas y principios, no intereses individuales y agendas partidistas.

5. Tenacidad

Victor Khodayar , Asociaciones y Desarrollo Empresarial, Naciones Unidas, Dinamarca

La vocación y el compromiso civil exigen el deseo constante de mejorar la calidad de vida de la sociedad, su situación actual y sus oportunidades futuras. Todo el mundo busca lo mejor para sus familias, pero un funcionario busca lo mejor para todas las sociedades y países.

Necesitan tenacidad y constancia para lograr resultados prácticos que mejoren la vida de las personas; para construir esa visión de una sociedad mejor.

6. Un sentido del deber

Wouter Kriel , Gerente de Proyectos de la Oficina de Asesoramiento sobre Reforma Agraria, Sudáfrica

Estamos pasando por un proceso doloroso de descubrir la corrupción masiva en el estado sudafricano en este momento y, en el fondo, casi siempre hay un servidor público que no pudo resistir alguna forma de soborno. Obviamente, se debe ofrecer un soborno antes de que pueda aceptarse, pero aquí es donde entra la integridad como valor para los servidores públicos .

Diría que un servidor público siempre debe tener en cuenta el «servidor» en servidor público. En nuestro contexto, un puesto de gobierno a menudo se considera un puesto de estatus y no uno de servicio al bien público.

7. Un toque de rebeldía

Siobhan McKenna , responsable principal de políticas de la ciudad de Londres

Los servidores públicos más efectivos con los que me he encontrado son aquellos que desafían constantemente. Desafían sus propias ideas y prejuicios, desafían la forma en que «siempre se ha hecho» y desafían a los principales líderes intelectuales.

Los realmente efectivos colaboran con socios que también desafiarán el status quo. El desafío y la colaboración conducen a la innovación, y eso es lo que nos ayudará a todos a resolver algunos de los problemas más apremiantes de nuestro tiempo.

La vocación de servicio en la función pública

Por Gregorio Montero

Con frecuencia se escucha decir que para ocupar un cargo en la Administración Pública se debe tener vocación de servicio, pero pocas veces nos detenemos a analizar con cierta profundidad el concepto y sus implicaciones para las personas y su entorno. La palabra vocación proviene del

vocablo latino que se lee vocatio, por medio el cual los religiosos explicaban, y aun explican, el llamado hecho por Dios para divulgar y predicar la fe divina; de hecho, la Real Academia Española, dentro de una de las acepciones, define vocación como la inspiración con que Dios llama a algún estado, especialmente al de la religión.

En sentido general, el concepto de vocación hoy día está asociado a la inclinación que muestran los individuos por ejercer una determinada profesión, oficio o actividad, por la cual sienten motivación especial y suficiente, y para cuyo ejercicio cuentan con las condiciones, actitudes y aptitudes que se requieren. La vocación es una condicionante de que podamos realizar nuestras actividades, cualesquiera que sean, con entusiasmo y entrega, pues las mismas no representan una carga adicional, nos sentimos a gusto, incluso, muchas veces, sin pensar en la contra prestación o recompensa; llevar a cabo tareas para las que se tiene vocación produce una sensación de satisfacción y bienestar que hace que las personas se sientan realizadas.  

Es importante acotar que la vocación está determinada por ciertas características personales, como la personalidad, las habilidades y las capacidades, en cuyo proceso de configuración se reciben influencias familiares, educativas, culturales y sociales. 

Es vital que las personas descubran e identifiquen su verdadera vocación; existen unos indicadores naturales que contribuyen a ello, pues demuestran que se tiene vocación para algo, los que se ponen de manifiesto cuando se tiene el deseo profundo de hacer las cosas, cuando se experimenta satisfacción interior, cuando la motivación y la ilusión afloran, cuando el esfuerzo para hacerlo bien es pleno, sin que represente para el que lo hace sacrificio alguno.  

En adición, el concepto de servicio, visto desde el interés de este artículo, está referido a la acción de servir, asistir, ayudar, cumplir una misión, realizar un trabajo, etc.; servir implica ser útil a una causa o propósito; la acción de servir está determinada, fundamentalmente, por el amor, la convicción y la consideración. Incluso, aun en los casos en que la condición de servidor es el resultado de una formalidad jurídica, como es el caso de los servidores públicos, si esas condicionantes no están presentes jamás se podrá ofrecer de forma adecuada el servicio.

En consecuencia, cuando se habla de vocación de servicio se hace referencia a las condiciones y características que reúnen ciertas personas para servir a los demás con entrega y entusiasmo; la vocación de servicio muestra la predisposición para ayudar y satisfacer necesidades de otros con ostensible desprendimiento. 

Estas características adquieren mayor relevancia cuando de la función pública se trata; hay que recordar que el concepto de función pública está asociado a servicio público, servicio civil, empleo público, etc., y se asume como el conjunto de normas, principios, sistemas, actividades y personas mediante las cuales se desarrollan las actividades administrativas del Estado, con miras a la prestación de los servicios públicos y al cumplimiento de sus fines.  

En este orden, el recurso más importante con que cuenta la función pública son las personas que desde ella deben servir a los intereses generales de la sociedad, al bien común. Los servidores, empleados o funcionarios públicos, como queramos llamarles; de cualquier manera, un servidor público es toda persona física que ha sido designada para desempeñar un cargo público. Ese cargo está descrito, entre otras cosas, como actividades que están dirigidas a contribuir con la solución de problemas y a atender derechos y requerimientos de los ciudadanos. 

La actuación de todo servidor público debe estar conectada con las esperanzas y expectativas de los usuarios de los servicios públicos; por eso, la labor de un servidor público suele ser equiparada con la de un verdadero sacerdote.

Dada la misión que deben cumplir los servidores públicos, la vocación de servicio constituye para ellos una característica, un principio y un valor a la vez, pues las funciones a su cargo exigen entrega por los ciudadanos, quienes tienen derecho a ser servidos, y, además, a través del pago de impuestos, hacen posible que dichos servidores reciban una retribución por sus servicios. 

De hecho, la Ley No. 41-08, de Función Pública, establece en su artículo 77.10, refiriéndose a los principios rectores que rigen el Régimen Ético y Disciplinario de los Servidores Públicos dominicanos, que la vocación de servicio de estos se manifiesta a través de acciones de entrega diligente a las tareas asignadas e implica disposición para dar oportuna y esmerada atención a los requerimientos y trabajos encomendados.   

Por lo dicho hasta aquí se debe entender que la vocación de servicio es esencial, como atributo de los servidores públicos, pues están llamados a servir con denuedo al Estado y a la sociedad.

La función pública debe nutrirse de ciudadanos y ciudadanas que tengan conciencia para entender que con su labor como trabajadores estatales deben y pueden mejorar la vida de la gente. No puede ser un servidor público todo el que lo desee, sino el que reúna las condiciones necesarias, dentro de ellas la que le permita desempeñar sus funciones con pasión y orgullo, con calidad y calidez, sabiendo que su razón de ser son las personas.   

La vocación de servicio en la función pública lleva al servidor a colocar en un plano secundario sus intereses personales respecto de los intereses colectivos, lo aleja de la corrupción administrativa, genera la confianza necesaria de la sociedad en las instituciones públicas. Un servidor público con vocación de servicio es garantía de bondad, moralidad y responsabilidad; para ser un buen servidor público no son suficientes los títulos y los conocimientos, la vocación de servicio es la que permite que estos sean ejercidos dignamente, y que con dicho ejercicio se agregue valor público.   

En nuestro país deberíamos entender todos con claridad que la vocación más cimera que podemos exhibir es la del servicio público, en consecuencia, la condición de servidor público debe estar reservada exclusivamente para aquellos que en verdad estén adornados por dicha vocación. Los demás no deberían ni siquiera intentarlo, o en un gesto de sinceridad, apartarse, quienes ya están. La vocación de servicio, sin duda alguna, motiva al servidor público a vivir para servir a la sociedad, lo que, al aceptar libremente el cargo, se debe convertir, sin excusas, en su inspiración mayor. 


APOLITICAL – Gregorio Montero

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