Por Cirilo De Jesús  Guzman López

Yo creo en Faride, es el hastag que se hizo viral en las redes sociales dominicanas. Luego de que la joven legisladora solicitara la creación de una comisión especial para investigar los pagos a las empresas de Joao Santana y su esposa Mónica Moura en el período 2013-2016.

Y por qué yo y el pueblo dominicano, en donde tenemos que ver un vergonzoso busto del padre de la patria Juan Pablo Duarte; ¿le creemos a Faride Raful? … sencillo;

Faride encarna la joven mujer dominicana fajadora que se hace profesional y se destaca por sus propios méritos personales, familiares e intelectuales, en una dura y machista sociedad que ha tenido que ceder en otorgarles a las mujeres, puestos de dirección que tradicionalmente solo hombres podían tener.

Faride representa la juventud emprendedora que cree en su país y no emigra. Esa juventud responsable que se levanta todos los días a trabajar para formar una mejor nación. 

La diputada es portadora de ese sentir de un pueblo que parece perder la fe en sus gobernantes, ante la indiferencia social, el desorden administrativo y las escasas razones para visualizar una patria como la soñó el fundador de nuestra nación.

El pueblo coherentemente considera que ella como joven, protagoniza esa necesaria oposición que de hecho es saludable para cualquier gobierno, para que así exista un equilibrio que permita que las cosas fluyan hacia el desarrollo.

Ella, como una actora del libre ejercicio de la democracia, que nos asiste a todos, ha hecho una oposición sana y bienintencionada. Ese ejercicio democrático de la vida nacional al que todos de hecho estamos obligados a participar activamente.

Pues solo con la participación de todos, podemos tener un estado democrático, representativo y, sobre todo, claro.

Sí, claro; claridad, ante todo, es en esencia lo que la legisladora a solicitado a una indiferente cámara de diputados, que debe saber que el pueblo observa. El pueblo observa siempre, y aunque solo parezca que tiene voz en figuras como Faride; también cuenta con un voto al que, por conciencia de martirios vividos, pasa siempre factura de lo que de lo que por derecho le es negado.

Cuentas claras, ante todo, y esto es algo que no tiene que ver con política partidaria, sino con institucionalidad y transparencia que es lo que todas y todos los hijos de Duarte reclaman.

Yo creo en Faride, y no por partidarismo político, sino porque en ella se dan esos valores humanos de coherencia necesarios y obligatorios para una eficiencia institucional, deseable en cualquier persona que le toque el turno de dirigir desde cualquier posición del estado dominicano.

Reiteramos que creemos en ella, no por que pertenezca a tal o cual partido político, sino porque el trabajo bien hecho de manera organizada y con el objetivo de legislar por y para el pueblo, es algo que se nota sin necesidad de mencionar ninguna palabra; los hechos gritan y le preceden por si solos.

Más que por lo que pudiese expresar en la cámara baja, le creemos por sus hechos, y son estos hechos los que hacen que el pueblo se identifique con su causa que es la causa de todos.

Creemos en su trabajo, y creeremos en la labor de cualquier funcionario que con su accionar se identifique con lo deseable en su ejercicio.

La Republica Dominicana necesita de mas Farides, en la política, en el empresariado, en los deportes, en el magisterio, en sector salud, en la justicia, en fin, en todo el devenir nacional. Sabemos que existen más mentalidades jóvenes y productivas así, solo es cuestión de tiempo para que en sus pechos arda la llama de la enseña tricolor quisqueyana.

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Cirilo De Jesús  Guzman López

Fuente Acento