Opinión

Por: José Antonio Martínez Rojas [email protected]

En los últimos meses, han ocurrido hostilidades entre haitianos y dominicanos, a las cuales las autoridades dominicanas no le están prestando la debida atención y de continuar esa indiferencia, esta situación político-étnica podría declinar en un conflicto general de alta peligrosidad, ya que atenta contra nuestra soberanía, como ha sucedido en países que más adelante enumeraremos.


Es una verdad de Perogrullo, que la frontera dominico-haitiana lo constituye una línea simbólica, que es violada continuamente por menesterosos haitianos que penetran en Dominicana como “Pedro por su casa”, debido al principal factor determinante: “la corrupción diseminada en los que la deben defender”, ya que por unos pocos pesos, los militares que la custodian, permiten su traspaso y no son deportados aún cuando los encuentren dentro de nuestro territorio; no obstante, haber establecido retenes en varios puntos estratégicos. Debido a que el porcentaje de capturas apenas llega a un 5%, los infiltrados se estiman en un millón y medio de inmigrantes, denominados benignamente: extranjeros.


Ahora, la situación ha empeorado debido a la Sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional, por la cual miles de haitianos han logrado la legalización de sus estatus, en virtud de los cuales hasta pretenden ser dominicanos, atribuyéndose burlonamente nombres de personajes conocidos, como Raúl Mondesí o Fernando Valadez, ya que en su país, al parecer son insuficientes las Oficialías del Estado Civil. La mayoría de estos expatriados se dedican a obreros de la construcción, al corte de la caña de azúcar, sembradíos de arroz, incidiendo también en las plantaciones de bananos, café y cacao.


Al paso del tiempo, los haitianos se han llegado a enseñorear y pululan desafiantes por las principales ciudades del país, ya que gozan de la protección de organismos internacionales como la ONU, ACNUR, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, varias ONG y países que abogan por la fusión; tales como: Francia, Estados Unidos de América, Canadá y hasta Venezuela por agradecimiento al Libertador Simón Bolívar. Envalentonándose, pretendieron realizar una marcha que de seguro hubiese terminado en un enfrentamiento con grupos de nacionalistas reunidos bajo un movimiento denominado Antiguo Nuevo Orden, al cual también se le impidió una manifestación pacífica por la Policía Nacional, la cual adujo el baladí pretexto de mantener limpia la avenida, lo cual pudo deducirse, que los manifestantes eran basura.

Debemos tomar en cuenta asimismo, que la criminalidad de los haitianos residentes ha aumentado considerablemente, al extremo de convertirse en asaltantes y criminales, lo que ha motivado que en varias comunidades, las viviendas de haitianos han sido destruidas y sus moradores irradiados de esas comunidades.


Estos ejemplos deben de llamar a la reflexión al pueblo dominicano. En la antigua Yugoslavia, varios países se han visto compelidos a confinar la invasión musulmana, los cuales tienen un modus vivendi muy diferente a los habitantes europeos, en donde los nacionalistas serbios se enfrentaron a Croacia dando por resultado que más de 250,000 serbios fueron obligados a dejar sus haberes y pertenencias y mudarse para Serbia. Además, los conflictos religiosos impulsaron a los musulmanes de Albania a ocupar grandes porciones del territorio de Serbia, lo cual acentuó la pérdida de grandes porciones de su superficie.


La isla de Chipre es otro modelo de división que se puede tomar en cuenta. Siendo más pequeña que la nuestra, en el año 1974, los habitantes grecochipriotas trataron de desalojar a los turcochipriotas, los cuales acudieron al ejército turco que invadió la isla y hoy estos ocupan el 30% del territorio insular, no obstante los titánicos esfuerzos de las Naciones Unidas, todavía no se ha podido reunificar la isla.


África no se queda atrás. En Ruanda, la minoría Tutsis que gobernaba el país, fueron atacados por los Hutus que cometieron el genocidio de tratar de eliminar la población Tutsis. Esta, en el año 1994, fue mermada en un 75%, calculándose que más de medio millón de inocentes ciudadanos, entre ellos mujeres y niños fueron vilmente masacrados y la ONU se quedó de brazos cruzados.

Sin lugar a dudas, el país que sin poder ha ayudado más Haití es la República Dominicana, tanto cuando el terremoto del 2010, como en cuestiones hospitalarias, ya que el 54% de las mujeres parturientas que ocupan una cama de maternidad, son de nacionalidad haitiana y además, atendidas gratuitamente. No podemos ignorar que nuestra patria, a pesar del alto crecimiento enarbolado, es un país lleno de precariedades, de pobreza y por tanto que mas pobladores podemos albergar.

Para los países que vislumbran la posibilidad de una unión o fusión con Haití, al igual que éste país que ha propagado que la isla es única e indivisible, les recordamos que el agua no se mezcla con el aceite aunque estén en el mismo recipiente.

El problema de la unificación no solo es étnico, ya que tenemos idioma diferente, religión y sus costumbres ancestrales no son del agrado de los dominicanos. Hasta ahora hemos convivido pacíficamente, mas si continúan con su prédica unionista, de seguro tendremos que apelar a Duarte y Luperón y empezar a echarlos de nuestra Patria.

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Fuente Hoy digital