EFEMÉRIDES

UN DÍA COMO HOY EN LA HISTORIA DOMINICANA

29 de agosto de 1922, Comienza sus servicios el cementerio católico de la ciudad de Santo Domingo.

29 de agosto de 1916, Naufraga frente a la ciudad de Santo Domingo el acorazado de la armada norteamericana, «Memphis».


La tragedia del Memphis

El 29 de noviembre de 1916, a solo tres meses de los sucesos en las costas dominicanas, el capitán norteamericano H. S. Knapp “actuando con autoridad y bajo la dirección del Gobierno norteamericano anuncia a todos los interesados que la República Dominicana es colocada en un estado de ocupación militar por las fuerza bajo mi mando” y quedaban intervenidas todas las funciones del gobierno dominicano. Decretaron la ley marcial; las autoridades dominicanas fueron despojadas de su poder; disolvieron la Legislatura; sustituyeron los tribunales de justicia por consejos de guerra; sustituyeron la policía por marinos; coartaron la libertad de prensa; controlaron el servicio de correos y las comunicaciones; procedieron a cobrar todos los impuestos o contribuciones; y se declaró al capitán Knapp “legislador, juez y ejecutivo supremo” de República Dominicana.

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29 de agosto 1916

Pero tres meses antes, la vida Dominicana transcurría con sus uniformados y no deseados huéspedes en todo el desarrollo de las actividades del país, la agenda de ese día 29 de agosto incluía un juego de béisbol en la tarde, la misa en la Catedral con la asistencia del almirante Pond un banquete de despedida al conde de Darlot, así como una función en el Teatro Colón.

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La censura por parte de las fuerzas norteamericanas de ocupación impedía referirse al malestar causado por la presencia de los marinos en suelo dominicano, los sucesos eran contados sin detalles, aunque algunos se referían de manera abierta, usando de la prensa para demostrar su abierto repudio a la ocupación militar norteamericana, más adelante haremos un enfoque de dichos escritos.

Rememorando la tragedia, no fue hasta las dos de la tarde aproximadamente, cuando ese mismo mar que momentos antes parecía un lago, comenzó a dar síntomas anormales levantando oleadas que a medida que transcurrían las horas, se presentaban más y más furiosas, ya algunos vecinos y curiosos de esos alrededores, se aglomeraban en el malecón contemplando las altas olas que al azotar las costas llegaban hasta el mismo centro del paseo Presidente Billini arrancando con su fuerza uno que otro balaustre de los que formaban parte de la barandilla que existía en esa época.

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A las 4:00 de esa misma tarde, esa multitud aumentaba, ahora estaba reunida casi la totalidad de la población de la antigua ciudad de Santo Domingo, que literalmente se había volcado a todo lo largo del litoral, fijando su atención en una lancha de vapor que partiendo del río se dirigía con treinta marinos a bordo hacia el Memphis.

Las olas a esas horas, eran verdaderos monstruos marinos que jugaban a su antojo con la débil embarcación, ante los ojos atónitos de la inmensa multitud, aparecían y desaparecían cada vez que una gigantesca marejada los sepultaba en su seno, para hacerlos aparecer de nuevo en una lucha desigual. Un golpe de mar, más fuerte que los otros, echa a pique la lancha con su cargamento humano, de las miles de gargantas en el arrecife al unísono brota un grito de angustia. En las aguas encrespadas, flotan treinta rubias cabezas que se hacen visibles e invisibles por momentos, su salvación desde tierra es imposible, pero el cañonero Castine anclado en el Placer de los Estudios, pone proa hacia ellos e intenta su salvación, se acerca y llega a lanzarles algunos salvavidas y cables, pero es tan furioso el oleaje, que teme por sí mismo y tiene que abandonarlos a su suerte, dando comienzo a una lucha por su propia salvación. Al fin, después de ejecutar algunas maniobras, logra enfilar mar afuera y ponerse a salvo.

No así los desgraciados marinos que flotan sin ventura, uno tras otro van pereciendo ahogados, solo cinco de ellos logran salir por la playa del matadero y salvarse, algunos, llegando hasta las rocas del arrecife pero allí en un vano intento de salvación son estrellados contra las peñas, por el violento oleaje, apareciendo después grandes manchas rojizas en los lugares donde perecían.

El heroísmo dominicano

En esos momentos angustiosos el heroísmos de los dominicanos se hizo presente, cuando en arrojado gesto de valor, algunos de ellos se lanzaron a las aguas embravecidas y pusieron a salvo varios a marineros. Ellos, cuyos nombres no han permanecido olvidados, fueron: Emeterio Sánchez, Prosper Marchena, Manuel María Dubreil (Lico) y otros tantos valientes sin nombres.

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Emeterio Sánchez

Ese mismo día y al siguiente, según reseña la prensa local algunos de los cadáveres de los marineros de la lancha volcada, aparecieron en las playas de Güibia y San Jerónimo sin cabeza ni extremidades.

El Memphis

Entre tanto, el Memphis quiso como el Castine defenderse del mar de leva y enfrentarse al mal tiempo, pero como necesitaba por lo menos 10 de las 16 calderas que tenía, no pudo levantar suficiente presión, recibiendo todos los golpes del mar por un costado, para agravársele la situación, uno de los tubos principales de las calderas, hizo explosión hiriendo a varios de los maquinistas.

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Ya en esas condiciones, indefenso antes los embates del mar enfurecido siendo un juguete de las enormes olas, fue acercándose hacia la costa empujado por el fuerte oleaje, hasta que levantado en vilo cual si fuera una pluma al viento, vino a estrellarse en los arrecifes quedando encallado en los mismos, de tal manera , que nunca más volvió a moverse.

Salvamento

Ya varado, inmediatamente se dio comienzo al salvamento de la tripulación y desembarque de los heridos por medio de cables y poleas, del mismo acorazado lanzaron cables de acero desde una de sus torres que fueron atrapados por los intrépidos dominicanos que se encontraban agolpados en los arrecife y que afianzaron en tierra y por el que bajaron uno a uno los marinos. Este salvamento comenzó a las cinco de la tarde y terminó a las ocho y media de la noche a la luz de reflectores y grandes fogatas en tierra, siendo el capitán Beach el último en abandonar el buque.

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El contralmirante Pond, cuya insignia ostentaba el Memphis estaba en la Catedral asistiendo a un oficio religioso, al serle comunicada la noticia, salió para el malecón desde donde le hizo señales con banderas al crucero, no siendo contestadas estas por hallarse el Memphis sin gobierno y al garete. El Listín Diario en su edición del día primero de septiembre anunció que el buque almirante sería ahora el Pariré, en el cual se instalará el contralmirante Pond.

La ciudad a causa del fenómeno atmosférico, había suspendido la electricidad como suele hacerse en esos casos, por lo cual el presidente, dio instrucciones al señor Bulberes, administrador de la planta eléctrica para que reanudase el servicio de electricidad en las inmediaciones de la ciudad cerca de la zona del naufragio.

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Francisco Hilario Henríquez y Carvajal (14 de enero de 1859 – 6 de febrero de 1935)

El presidente Henríquez abandonó el lugar a las 6:30 p.m. Nos es muy difícil, imaginarnos un tsunami en la ciudad de Santo Domingo después de leer estas crónicas y ver las gráficas de los acontecimientos, en otro capítulo analizaremos el meteoro y sus efectos en la tragedia.

También estaba presente en el lugar el ministro de los Estados Unidos Mr. William W. Russell quien llegó a las cinco de la tarde acompañado del secretario de la Legación.

Como nota curiosa, consignamos que al señor presidente de la República le fuera pedido, que a las siete de la noche ordenara el cierre de los cafetines que existían en la calle San Pedro hoy José Gabriel García.

Víctimas

Las bajas del naufragio en su momento, eran desconocidas debido a la censura de las autoridades americanas, pero según el Listín Diario de la fecha entre muertos heridos y desaparecidos sobrepasaban las 100 personas, incluyendo los muertos que se sacaron el día siguiente del interior del acorazado. Oficialmente las víctimas serían 43 personas la mayoría de la lancha que transportaba el equipo de béisbol.

La edición del New York Times del 30 de agosto de 1916 da cuenta de las víctimas identificadas y de los desaparecidos.

 

El salvamento de las ruinas del Memphis 

La ruina del Memphis fue examinada cuidadosamente por los expertos navales y civiles, fue el consenso de los informes, que aunque el salvamento del recipiente en su totalidad es practicable, el coste sería excesivo y la última entrega del recipiente en un puerto para su reparación, sería una empresa difícil y peligrosa. El salvamento, si es aceptado, las reparaciones tomarían entre dos y tres años.

Por consiguiente, el Departamento de Marina decidió quitar las armas, las fuentes y todo su equipo el cual podría ser puesto al uso en otras naves. Este trabajo fue dado al equipo del acorazado New Hampshire.

Todos los artículos de una naturaleza portable, que su valor sea conmensurado con el coste del retiro, debían recuperarse y ser enviados a los Estados Unidos.

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El día treinta y el siguiente se trabajó intensamente en el salvamento de todo lo que contenía en el interior del Memphis, mediante una plataforma o puente de madera que se construyó desde la orilla de las rocas hasta el barco, las cosas que se iban extrayendo del mismo, eran transportadas a la fortaleza en grandes camiones. Durante las operaciones de salvamento, cayeron al agua algunos cañones, los cuales fueron extraídos más tarde.

Como hemos visto, los trabajos de retirar todo el material bélico, maquinarias, equipamientos y avituallamiento, comenzaron el día 30 de agosto de 1916 mucho antes de que la Comisión investigadora desestimar la reparación o rescate del poderoso acorazado.

Labores de rescate

Las labores de rescate fueron a cargo de más de 300 marinos dirigidos por el propio capitán Beach, todos los equipos retirados eran guardados en la fortaleza Ozama. Esta maniobra la entendemos desde el punto de vista estratégico.
Nos llama a la atención el anuncio a pública subasta de materiales de dicho acorazado ocurrida el 14 de marzo de 1917.

Otra crónica da cuenta que todos los cañones y máquinas que se pudiesen salvar del acorazado Memphis, encallado en las costas de la ciudad de Santo Domingo, deben ser llevados a los Estados Unidos por el transporte Prairie

Los muertos en la tragedia 

Los muertos en la tragedia recibieron homenajes póstumos antes de ser embarcados en el buque-hospital SOLACE. Las bendiciones las realizaron religiosos bautistas y católicos. Al sacerdote  dominicano ELISEO PÉREZ  SÁNCHEZ, le correspondió decir las oraciones fúnebres a las víctimas que profesaban la fe católica. En los días sucesivos, fallecieron algunos de los heridos. Además, pescadores encontraron cadáveres de algunos marineros. En lugares tan alejados del suceso como Barahona,  un pescador por esos lugares localizó flotando un bote del acorazado.

Sr Emeterio Sánchez

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Dos días luego del temporal,  tres oficiales de la marina de guerra norteamericana fueron a la morada del Sr Emeterio Sánchez con el propósito de saludarle y expresarle las más encendidas gracias, con motivo de que animado con sentimientos de solidaridad humana, se arrojara esa tarde a luchar con las monstruosas olas para salvar, como salvó la vida a cuatro marineros que sin ánimo alguno fueron a dar a la peña redonda que estaba situada en la ensenada del matadero. De los 4 rescatados dos murieron posteriormente por sus heridas. Días después  banda de música del MEMPHIS dio un concierto en el Parque Colón que incluía marchas, valses y el himno nacional dominicano.

 

Fuentes

El Nacional

Escrutinio Digital